El ciclo Castelló a escena alcanza su 25 edición. La campaña de teatro amateur, impulsada por el Ayuntamiento de Castellón, «ha crecido», ya no solamente en número de grupos participantes, sino también en calidad y «diversidad» de los montajes escénicos.

Y es que, si en los orígenes, la base fundamental de los argumentos, fueron los sainetes y el teatro popular en lengua vernácula, ahora la alta comedia y el teatro de compromiso predominan en la oferta de las compañías teatrales que participan en una campaña que tiene consolidado su público y que acerca las artes escénicas a los castellonenses.

14 grupos con 16 obras (solo tres de ellas son sainetes en valenciano), conforman esta 25ª edición, asumida, un año más, por los participantes, con «nuevos horizontes teatrales». Así lo subraya Santi López, director de El Taronger, quien además estrena obra. Enemistarte, programada para el 14 y 15 de enero del próximo año 2017.

López apunta que a lo largo de 25 años, Castelló a escena -y con el salto de sainetes a la alta comedia, «e incluso dramas»- lo que ha hecho «ha sido enriquecer el hecho teatral en Castellón». «Está muy bien que en la campaña se pueda ver todo tipo de teatro, sainete, comedia y también teatro infantil, tanto en castellano como en valenciano, y que significa por ello que se está dinamizando el teatro en nuestra ciudad y todos los grupos pugnan por ofrecer algo nuevo, divertido, original y diferente, y que sea atractivo para el público», manifiesta el propio director de El Taronger, una compañía que a la que le gusta «tocar todos los palos», señala su responsable.

Mientras, Antonio Arbeloa, director de Amigos del Teatro, compañía que desde el principio apostó por la alta comedia, con obras de Alfonso Paso, Miguel Mihura o Edgar Neville, y un teatro más comprometido y militante (en su repertorio está, por ejemplo, La barca con pescador, de Alejandro Casona), asegura que Castelló a escena «ha conseguido mantener al público, engancharlo para ver teatro, y precisamente por la gran variedad de géneros y propuestas escénicas, desde el sainete primigenio hasta un teatro de arte y ensayo». Pero, además, en 25 años, «lo que ha habido es también un cambio generacional en grupos y en renovar las ilusiones por hacer teatro en Castellón», señala Arbeloa.

En el otro lado del mapa teatral castellonense se encuentra L’Armelar, especialista en teatro popular en valenciano, excepción hecha de alguna obra de carácter más serio a la que se han enfrentado, como la inquietante Billete a vida nueva, Premio Nacional de Teatro Ciutat de Catelló y estrenada en Bilbao. Actúan el 21 y 22 de enero con Quina lluna de mel, de Enrique García Álvarez y Vicente Vidal Corella.

Su director Jorge Vilar, asegura que el ciclo es un ejemplo de «diversidad». «En un momento dado cada grupo tiene sus inquietudes y muestra su voluntad de ampliar su repertorio», afirma. Añade también que hay «un interés muy grande por parte de las compañías de sorprender y ofrecer grandes montajes».

Vilar manifiesta que si L’Armelar es fiel a los sainetes es «porque nació como grupo con ellos, nos gusta hacerlos y, sobre todo, porque lo pasamos bien y nos divertimos mucho». H