En algunas ocasiones y debido al continuo uso, las sartenes pierden su poder antiadherente, pero antes de deshacerte de ella, existe un pequeño truco casero para recuperarla. Se trata de poner la sartén a fuego lento y echar un buen puñado de sal gorda por toda la base. Dejar reposar aproximadamente durante 5 minutos. Pasado este tiempo, retirar la sal y pasar una hoja de papel absorbente (con mucho cuidado de no quemarte). La siguiente vez que se utilice, la diferencia será sustancial y ya no se pegarán los alimentos.