«Nos hicimos cargo del tema de la deuda para defender la estabilidad cambiaria», dijo el presidente argentino Mauricio Macri después de pedirle al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a sus acreedores aplazar sus compromisos externos e internos a corto y largo plazo. El dólar sigue por los aires y acentúa la devaluación. La crisis Argentina entró en una nueva fase, a dos meses de unas elecciones que ya han dejado a Macri fuera de carrera.

Las palabras «suspensión de pagos» han vuelto al lenguaje político. Con las arcas del Banco Central exhaustas, lo que el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza llamó las «dificultades de liquidez», Argentina volvió a tropezar con una histórica piedra y reconocer que no puede pagar la deuda. Lacunza habló de «reperfilar» los vencimientos con el FMI previstos para 2020 y 2023. Al inicio del mandato de Macri la deuda representaba el 37,6% del PIB. Como pidió prestado 188.000 millones de dólares, en la actualidad el pasivo supera el 100%.