Al menos 14 personas, entre ellas varios escolares, murieron ayer y nueve resultaron heridas cuando el vehículo en el que viajaban pasó por encima de un dispositivo explosivo en el norte de Burkina Faso, una zona frecuentemente víctima de la violencia yihadista.

El atentado se produjo en la carretera entre las ciudades de Toéni y Tougan, en la región de Boucle du Mouhoun, fronteriza con Malí. La mayor parte de los fallecidos son escolares que regresaban a sus localidades de estudios tras pasar las vacaciones de Navidad con sus familias.

Este país del África occidental sufre ataques yihadistas recurrentes desde abril del 2015, con un aumento significativo de la violencia procedente de la vecina Malí y vinculada a grupos como Al Qaeda y el Estado Islámico de Irak y el Levante en los últimos tiempos.

Esta nueva matanza de civiles se ha producido once días después de la masacre de Arbinda, en el norte del país, donde la vigilia del día de Navidad, 35 civiles, entre ellos 31 mujeres, así como siete militares, murieron durante un ataque a un cuartel del Ejército. Tras la matanza, la peor acaecida en el país desde que se produjo el primer atentado yihadista hace cinco años en el país, las autoridades decretaron 48 horas de duelo nacional. Las regiones más afectadas por la inseguridad son la del Sahel (norte), que comparte frontera con Malí y Níger, y la región Centro-Norte, pero en el este del país la situación también se ha degradado desde el verano del 2018 y Uagadugú sufre atentados desde el 2016.

Medio millón de burkineses ya ha huido de sus hogares debido a la violencia, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que habla de una crisis humanitaria que afecta a 1,5 millones de personas.

Burkina Faso es uno de los cinco países que componen el G5 del Sahel, junto a Malí, Mauritania, Níger y Chad, grupo que combate el terrorismo yihadista en la región.