Con la indignación de la opinión pública como trasfondo, la investigación judicial contra los cuatro policías acusados de golpear brutalmente al productor de música negro, Michel Zecler, avanza aprisa. Puestos bajo custodia policial este mismo viernes, los cuatro agentes, investigados por "violencia voluntaria por parte de una persona depositaria de la autoridad pública” y "falsificación de escritura pública", acusaciones acompañadas de la circunstancia agravante de discriminación por motivos racistas, fueron transferidos este domingo al Tribunal Judicial de París.

Los agentes comparecerán ante un magistrado del Ministerio Público de París, encargado de decidir sobre la comparecencia inmediata o el aplazamiento de su citación ante el juez de instrucción. El fiscal de la República, Rémy Heitz, anunciará en una rueda de prensa, prevista a las 17h, la decisión de la fiscalía sobre la imputación de los acusados.

La intervención policial, registrada por las cámaras de seguridad del estudio de grabación donde se produjo el incidente y difundidas en el marco de una investigación periodística de la web Loopsider, puso contra las cuerdas al ministro del Interior, Gérald Darmanin, firme defensor de las fuerzas del orden y principal adalid del controvertido proyecto de ley de "seguridad global", destinado a impedir la grabación y difusión de imágenes de policías y gendarmes durante sus operaciones.

Ante la crudeza de las imágenes, donde se aprecia como los policías golpean durante 15 minutos al productor sin que éste ofrezca ningún tipo de resistencia, el propio ministro del Interior pidió la suspensión temporal de los policías involucrados en la deshonrosa intervención. También movilizó a la Inspección General de la Policía Nacional, "la policía de los policías", para que se hiciese cargo de la investigación contra sus compañeros de filas.

"SE TRATA DE COMPORTAMIENTOS DE DELINCUENTES"

El propio presidente francés calificó "las imágenes" de "inaceptables" y "vergonzosas". "Francia nunca debe permitir la violencia o la brutalidad, no importa de quién o de dónde venga. Francia nunca debe dejar que el odio o el racismo prosperen", escribió Emmanuel Macron en su cuenta de Twitter.

En el seno de las fuerzas del orden, el tono no es más benévolo. "Se trata de comportamientos de delincuentes", zanjó sin medias tintas el director general de la Policial Nacional, Frédéric Veaux, en Le Journal du Dimanche. "Pueden confiar en que la policía nacional tratará estos eventos con la mayor severidad una vez que se hayan establecido las responsabilidades", prometió.

Sin embargo, ni la desaprobación del jefe de Estado, ni la reacción de su ministro del Interior, ni las promesas de las autoridades policiales, han conseguido calmar los ánimos entre la opinión pública. Tal es el descontento que, a pesar de la crisis sanitaria del coronavirus, más de 130.000 personas [según las cifras del Ministerio del Interior, 500.00 según los organizadores] se movilizaron este mismo sábado en toda Franciase movilizaron este mismo sábado en toda Francia para visibilizar su indignación ante la deriva autoritaria del Gobierno de Macron.