Tras seis días de una escalada de acciones militares y encarnizado enfrentamiento de amenazas entre Estados Unidos e Irán el mundo lanzó ayer, de momento, un suspiro de alivio. Horas después de un ataque perpetrado desde Irán con 22 misiles a dos bases de EEUU en Irak en respuesta a la operación de Washington que el viernes acabó con la vida del poderoso general iraní Qasim Soleimani, el presidente estadounidense, Donald Trump, reaccionó anunciando nuevas sanciones económicas a Teherán pero ninguna respuesta militar.

En una comparecencia formal en la Casa Blanca, Trump explicó que no hubo víctimas mortales en el ataque a sus bases y que los daños fueron «mínimos», algo que atribuyó a «precauciones adoptadas, dispersión de fuerzas y un sistema de alerta temprana que funcionó muy bien». Pero también, y más importante, Trump ha interpretado la limitada acción de Irán como que Teherán parece rechazar la opción de profundizar en el enfrentamiento militar abierto, lo que permite también al mandatario estadounidense contener la respuesta. «Parece que Irán está dando marcha atrás, que es algo bueno para todas las partes afectadas y muy bueno para el mundo», dijo.

MASA DE SEGUIDORES / Horas antes del discurso de Trump, tras el ataque, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Javad Zarif, había asegurado que con el lanzamiento de los misiles Irán «tomaba y concluía medidas proporcionales en defensa propia» tras el asesinato de Soleimani. Y aunque, según informa Adrià Rocha Cutiller, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, declaró ayer ante una masa de seguidores que «se les ha dado (a EEUU) una bofetada en la cara pero no es suficiente» y dijo que «la presencia corrupta de EEUU en Oriente Próximo debe terminar», hay indicaciones de que Teherán ha optado por una respuesta muy medida. Con ella parece que pretende enviar un mensaje a la población iraní de que el asesinato de Soleimani no queda sin respuesta, pero también apunta a un esfuerzo por frenar la escalada.

El lanzamiento de los misiles balísticos desde su territorio hasta Irak confirma una de las capacidades militares más potentes en que se puede apoyar Teherán. Diversos analistas han apuntado a la precisión casi quirúrgica al alcanzar objetivos. Y aunque Trump haya atribuido a otras causas la ausencia de víctimas y los escasos daños, se asienta la sensación de que Irán no buscaba un ataque letal. Según ha declarado el primer ministro en funciones de Irak, Adel Abdul Mahli, los iranís le avisaron del ataque, y los misiles cayeron en lugares de almacenaje.

PACTO NUCLEAR / En cualquier caso, Trump ha levantado el pie del acelerador bélico. Este mismo fin de semana amenazaba con «contragolpear, quizá de manera desproporcionada», si Irán atacaba «cualquier persona u objetivo estadounidense». Pero tras el ataque a sus bases ha optado por reforzar la vía de la «máxima presión», prometiendo la «imposición inmediata de severas sanciones económicas». No las ha detallado y solo ha dicho que serán «poderosas» y «se mantendrán hasta que Irán cambie su comportamiento».

Esa campaña la inició tras abandonar en 2018 el pacto multilateral para frenar el programa nuclear militar de Irán que gestó su predecesor, Barack Obama. Tras el asesinato de Soleimani, Irán anunció que dejaría de respetar sus compromisos y ayer Trump instó a abandonarlo a los otros países firmantes: Reino Unido, Alemania, Francia, Rusia y China, aludiendo tanto a las ambiciones nucleares de Irán como a su apoyo al terrorismo.

«Debemos trabajar todos juntos hacia un acuerdo con Irán que haga el mundo un lugar más seguro y pacífico», dijo Trump, que sin ninguna prueba lanzó la grave acusación de que «los misiles disparados se pagaron con fondos que puso a disposición (de Irán) la Administración previa».

Trump también anunció que va a pedir a la OTAN, una organización contra la que frecuentemente ha denigrado, «que se implique mucho más en el proceso de Oriente Medio». «El mundo civilizado debe mandar un mensaje claro y unificado al régimen iraní», señaló. «No se tolerará más su campaña de terror, asesinato y caos».

Aunque la tormenta parece amainar no despeja los interrogantes sobre las peligrosas turbulencias que la han desatado. Trump en su discurso no hizoninguna mención a la supuesta amenaza «inminente» que representaba Soleimani con que justificó la operación y en el Congreso los demócratas siguen reclamando más información y detalles.