La lluvia y el calor recibieron ayer a la mayor parte de los líderes mundiales que llegaron a la ciudad portuaria de Osaka (Japón) para participar, hoy y mañana, en la 14ª cumbre del G-20, desde el estallido de la crisis financiera en el 2008. El presidente de EEUU, Donald Trump, aterrizó en la ciudad japonesa a las 18.42 horas local (11.42 hora española), seis horas después de que llegara el presidente chino, Xi Jinping, el otro gran protagonista de esta cumbre que tiene en la guerra comercial y el cambio climático los puntos más calientes de su agenda.

La reunión bilateral que Trump y Jinping prevén mantener hoy se presenta como la cita más importante de Osaka, pues de ella depende el futuro de las tensiones comerciales entre EEUU y China y el de la guerra tecnológica, por el desarrollo del 5G, que han emprendido ambas potencias.

El rotativo hongkonés South China Morning Post adelantó ayer la posibilidad de una nueva tregua de seis meses en la disputa comercial. Y el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, afirmó el miércoles que ambas partes estaban «al 90% del camino» de llegar a un acuerdo, y se mostró optimista sobre una «vía» para cerrarlo.

Pero nada se puede dar por seguro. En el G-20 de Buenos Aires, en diciembre, ya se adoptó una tregua de tres meses que quedó definitivamente rota en mayo, por la aplicación de nuevos aranceles de EEUU a productos chinos. El propio Trump se encargó de afirmar antes de viajar hacia Osaka que si no hay acuerdo, el «plan B» frente a China es extender el arancel del 10% con el que ya ha penalizado a 200.000 millones de exportaciones chinas a los más de 300.000 millones restantes.

TENSIONES GLOBALES / Será una cumbre «difícil» debido a las «crecientes tensiones globales» y a la urgencia de actuar contra el cambio climático y de evitar las guerras comerciales, vaticinó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tras reunirse con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, anfitrión del encuentro. En esta reunión también estuvo presente el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la víspera de la cumbre.

El G-20 es la respuesta multilateral que adoptaron los mayores países del mundo para atajar de forma coordinada las causas de la reciente gran recesión global -con epicentro en la caída del banco de inversión Lehman Brothers, en el 2008- y sus desastrosas consecuencias.

Desde entonces, el G-20 se percibe como el primer foro para la cooperación económica internacional. Y si en la actualidad los principales riesgos para la economía mundial son las tensiones geopolíticas y comerciales, el foro del G-20 debe ser el adecuado para «aumentar la confianza global», afirman con lógica aplastante los europeos Tusk y Juncker en la carta que han dirigido al resto de los participantes en la cumbre de Osaka.

Pero no todos los participantes en la cumbre acuden con este espíritu a Osaka. Lejos de apelar al multilateralismo, el presidente Trump se encargó de avivar el conflicto con los socios con los que va a compartir mesa y mantel en la ciudad japonesa. «Casi todos los países en este mundo se aprovechan muchísimo de EEUU», afirmó Trump en una entrevista en la cadena televisiva Fox antes de lanzar invectivas, no solo contra China, sino contra el propio Japón, Vietnam, India o Alemania.

ENCUENTROS / Estos ataques resultan especialmente llamativos si se tiene en cuenta, además de su reunión con Xi Jinping, que Trump prevé mantener encuentros bilaterales en Osaka con Angela Merkel (Alemania), Narendra Modi (India) y Shinzo Abe (Japón). También con Vladímir Putin (Rusia), con la crisis de Irán sobre la mesa, y con Mohammed bin Salman (Arabia Saudí), principal enemigo del país persa, así como con Tayyip Erdogan (Turquía) y con Scott Morrison (Australia).

Las disputas comerciales, la guerra tecnológica del 5G, la crisis de EEUU frente a Irán, el cambio climático, el reto de las criptomonedas, bullen en este caldo del G-20 de Osaka.