La cumbre de la OTAN arrancó ayer en Londres en un ambiente de tensión, con un duelo entre Donald Trump y Emmanuel Macron calentado la víspera por el anuncio de EEUU de imponer aranceles a productos franceses en respuesta a la tasa que el Gobierno de París aplica a las tecnológicas estadounidenses.

El primer ataque lo lanzó el presidente americano, quien, tras reunirse con el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, calificó de «insultantes» y «carentes de respeto» las declaraciones de Macron a The Economist sobre el «estado de muerte cerebral» de la OTAN. «Creo que fue muy insultante..., una declaración muy desagradable para los otros 28 países aliados», dijo Trump, quien no hace demasiado tiempo tildó a la OTAN de «obsoleta». En plena guerra comercial entre Estados Unidos y Francia, el magnate criticó la gestión de Macron en su país, la mala marcha de la economía francesa, su alto índice de desempleo y la revuelta de los chalecos amarillos. «Nadie necesita más a la OTAN que Francia», dijo.

Con este preámbulo poco festivo, teniendo en cuenta que se celebran los 70 años de la Alianza, no fue de extrañar la evidente tirantez entre el presidente americano y su homólogo francés cuando ambos se reunieron, cara a cara, a primera hora de la tarde en la residencia del embajador de Estados Unidos en la capital británica.

LA DEFINICIÓN DE TERRORISMO / Macron respondió al golpe matutino de Trump reafirmándose en lo dicho e insistiendo en la necesidad de clarificar la estrategia de la OTAN especialmente respecto de la lucha antiterrorista de Turquía. El jefe del Elíseo había denunciado hace unas semanas la falta de coordinación en el seno de la Alianza ante la ofensiva turca en el noreste de Siria contra los kurdos, que han ayudado a combatir a Estado Islámico. Ankara tomó la decisión sin haber consultado ni advertido a los aliados. Lo sucedido ha abierto serias fracturas en la Alianza, obligada por múltiples razones a replantearse su futuro.

«Necesitamos aclaraciones por parte de Turquía en esta cumbre porque entre los 28 miembros de la OTAN no tenemos la misma definición de terrorismo», señaló Macron. «Cuando miro a Turquía, resulta que están luchando contra los que combatieron hombro con hombro junto a nosotros y contra Estado Islámico», insistió. «¿Quieres unos cuantos buenos combatientes de EI? Te puedo dar algunos», le dijo, provocador, Trump. El francés respondió: «Seamos serios».

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, asegura que se opondrá al plan de defensa de la OTAN para la región de los países bálticos si los aliados no respaldan a Turquía en la lucha contra los grupos kurdos, que a sus ojos son terroristas, y los reconocen oficialmente como tal. El plan de las fuerzas aliadas en la zona báltica está concebido para defender Polonia, Lituania, Letonia y Estonia en caso de un ataque de Rusia. Macron también reprocha a Erdogan el haber adquirido a Moscú el sistema de defensa S-400. «Técnicamente es imposible», subrayó. Tanto él como otros miembros de la OTAN consideran que un sistema de defensa ruso deja expuestos a la inteligencia del Kremlin los sistemas informáticos de la organización, incluidos los de los de los jets F-35. Macron y Erdogan se vieron las caras en una reunión junto a la cancillera alemana, Angela Merkel, y el anfitrión de la cumbre, Boris Johnson. Nada ha trascendido de lo tratado.

Mientras tanto, en Trafalgar Square, miles de personas se manifestaban contra la presencia de Trump y la posibilidad de que EEUU se haga con la sanidad pública británica en un futuro. Muchos de los que participaron en la protesta eran médicos y enfermeras. Los mandatarios acudieron a última hora de la tarde a la recepción ofrecida por la reina Isabel II en el palacio de Buckingham, un momento de aparente relajación, antes de trasladarse para cenar a la residencia oficial del primer ministro en Downing Street.