Con la música rumbera a modo de cantos de sirena, centenares de vecinos y visitantes se dejaron ver a lo largo del día de ayer por el rincón en clave taurina por excelencia de las fiestas de la Magdalena. Unos acudieron para charlar y comentar la clase práctica de las escuelas taurinas, otros siguieron con la fiesta después de comer en el mesón de la Tapa y la Cerveza, algunos se dejaron contagiar por los encantos de los productos relacionados con el mundo del bou que venden sus casetas, pero lo indiscutible es que todos disfrutaron de un enclave de diversión y animación en el concurrido recinto del parque Ribalta.

Aunque, de entre todos, los que más se divirtieron especialmente fueron los más pequeños, que emularon a los noveles que habían lidiado en la plaza horas atrás haciendo recortes al toro embolado que amenazaba con embestirles. Un improvisado encierro infantil que hizo las delicias de los niños y que animó aún más una tarde magdalenera que encumbró una vez más a la Fira del Bou como la carpa taurino referente de las fiestas.