Al mundo del toro le cuesta romper la barrera de lo clásico. Y aunque la liturgia se mantiene perenne al paso del tiempo, la fiesta debe ir de la mano de la modernidad en otros aspectos que la acerquen a una sociedad más actual. Con esa intención nació el cartel anunciador de la Feria taurina de este año. Transgresor donde los haya, distinto, abigarrado como la propia Fiesta, con esa luz tan mediterránea y repleta de vida. Su autor: el genial Ripollés. Maestro de maestros, un Belmonte del arte que rompió los cánones del clasicismo para crear su propio universo. Arte para anunciar arte.

«El toreo es el ballet más importante que he visto en mi vida», asegura Ripollés. «La corrida es una danza única en el mundo. Es un drama poético de la vida y la muerte. Creo que no nos damos cuenta de lo que significa este arte, que ahora está tan mal visto por los protectores de los animales y ecologistas. Pero es que sin muerte, no hay vida. Tiene la gran alegría y la gran tragedia. Es la única manifestación artística donde la muerte es verdad, y eso para los que vivimos la creatividad y sentimos el arte supone una pasión impresionante», relata con una defensa apasionada y sin complejos, a pecho descubierto, porque nunca le importaron los prejuicios de los demás y, sobre todo, le irrita el falso ecologismo de los defensores de los animales, él que tan amante es de los mismos. El toro es un animal que tiene cautivado al artista. Su bravura y su fuerza son especiales. «Es el único animal que arremete una y otra vez en pelea contra el dolor. Otras especies cuando notan el dolor huyen y el toro es el único que arremete y se crece. Para mí es una manifestación de naturaleza impresionante ver cómo el toro muere con toda su dignidad en la plaza».

Fuente de inspiración

Picasso, Goya, Botero, Miró, Zuloaga, Barceló... solo por citar unos pocos, encontraron en la tauromaquia una fuente de inspiración, al igual que Ripollés. «Esta afición siempre la he llevado dentro, es una temática que me ha acompañado durante toda mi vida, es algo que siento muy dentro», razona el artista.

No faltará estos días a la plaza --tras regresar de Taiwan--, donde llega con su calesa, para ver a sus toreros favoritos. «Morante es un creador del arte, al igual que Manzanares. Iré las veces que sean necesarias para poder disfrutar de su inspiración», concluye.