Recuerdo la primera entrevista que le hice a Natalia Palacio Bernad, cuando ocupó el madrinazgo de Brancal de la Ciutat. Al otro lado del hilo telefónico surgía una voz poderosamente alegre y, al mismo tiempo, prudente, vehemente y de ilusiones magdalenienses de disfrutar segundo a segundo su cargo de madrinazgo.

Me encantó esa fuerza de una juventud arrebatadoramente bella, en la que aparecía como su máxima afición el viajar. Confesó sus periplos por el mundo, como ese viaje a Australia, a las antípodas de nuestro territorio. Castellonense por el orbe en la plácida elegancia de quien desea conocer nuevas culturas, empatizar con la gente nativa y beber en las fuentes de lo cosmopolita.

Ahora inicia otro viaje. De distinto signo. Más local (porque no hay nada más universal que lo puramente cercano). Una travesía de flores y leyendas. De verde esmeralda en busca de la corona. Reina de las fiestas de Castellón 2019, las de la 75ª edición de la Magdalena en su estructura actual, que, en los días previos a la Imposición de Bandas no oculta cierto nerviosismo en las emociones compartidas con su familia, comprometida con las más nobles tradiciones castellonenses, (su madre Estela, profesora de la Universitat Jaume I, permanentemente consciente de la entrada del mundo de las gaiatas, el de la luz alegórica, en el ámbito académico por historia, tradición y cultura).

«Ser reina de las fiestas es un sueño hecho realidad, una inmensa suerte en el año que más candidatas habían y en un sistema por primera vez público y con el mayor número de electores», expresa Natalia, locuaz y amable, sin perder esa sonrisa traviesa y admirable.

Fue madrina de Brancal de la Ciutat en el 2016 y Dama de la Ciudad en el 2017, pero, también, dona de companya y dama de sector, experiencias con las que «he aprendido muchas cosas». Fundamentalmente, porque las fiestas no son solo la reina y las damas, que también, «sino la gran cantidad de gente que trabaja por las fiestas en cualquier colectivo, gaiata, colla… una labor desinteresada que hace posible que las fiestas crezcan, que cada año sean mejores». Y unas vivencias que ha experimentado junto a quienes fueron compañeras como Damas de la Ciudad en las pasadas fiestas, por no hablar este año del grupo que conforma su corte de honor, «amigas mías ya cuando fueron madrinas», explica convencida de ese peldaño a peldaño que hay que subir para alcanzar el trono.

De dama de sector a reina

En palabras de la máxima representante de Castellon, «lo importante es que hayan damas de sector, porque eso significa que habrá madrinas, y de ellas saldrán las damas de la ciudad y la reina». Estudiante de 4º curso de ADEM en la Universidad de Castellón, de signo zodiacal Capricornio (constante y tenaz), Natalia, a sus 22 años, solo tiene palabras de gratitud. «Gracias a la ciudad por darme la oportunidad de ser la reina de la 75 edición de las fiestas magdaleneras en su estructura actual». Su deseo ferviente es que sean unos festejos «inolvidables» con experiencias «únicas e irrepetibles». Palabras de majestad. Mañana empieza todo.