De entrada agradece de forma infinita a sus padres, Manolo y Noelia, que le hayan hecho posible cumplir uno de sus sueños desde prácticamente cuando nació, «ser madrina infantil» en una comisión, además, a la que pertenece desde hace 10 años, los mismos que atesora, en la vivencia de ternura, espontaneidad e inocencia de los más pequeños en la fiesta.

«Estoy en la gaiata 15 desde que estaba en la barriga de mi madre», asegura Teresa Doumere Fabregat, quien mañana recibirá la banda de la gente menuda de la gaiata de la avenida Almassora y calles adyacentes, y que se convertirá en el aldabonazo a su presencia alegre y divertida en Sequiol durante esta larga decena de años.

Y es que alegría y diversión conforman la presencia vital de Teresa en el seno de una comisión en la que su hermana Balma también ocupó el madrinazgo de los niños en las pasadas fiestas de la Magdalena, viviendo con absoluta ilusión cada uno de los protocolos de un trono lleno de sonrisas, nervios, emociones y dedicación plena a la fiesta magdalenera en la infancia jubilosa.

Estudiante de 5º curso de Primaria en el colegio Lope de Vega, asegura que la materia escolar que más le gusta son las matemáticas (en eso coincide con Marcos, el presidente infantil) y lo que menos el inglés. Comenta que sí ha dicho a su profesora que es madrina infantil y que está «muy contenta» por ello, aunque no se lo comentado a sus compañeros de clase, en una experiencia festiva que inunda todos los aspectos de su día a día.

Volviendo a las fiestas de la Magdalena, Teresa Doumere asegura que lo que más le gusta del serial festero es la «Romeria» a la ermita y «el desfile final, que es muy divertido», casi alfa y omega en el transcurrir de unos festejos que se van implementando en el discurrir magdalenero de una niña que juega, disfruta y es feliz con su protagonismo como máxima representante infantil del tradicional sector Sequiol.

DESDE LA FIDELIDAD // No desvela el color de la falda de castellonera que lucirá mañana en el Palau de la Festa en una ceremonia que, de nuevo, consagrará la fidelidad de Teresa y su familia a la gaiata de la avenida Almassora y también a las tradiciones más emblemáticas de la ciudad.

Y lanza un mensaje a los niños castellonenses para que se incorporen a las comisiones de gaiata de la ciudad porque «se lo pasarán bien» y disfrutarán de cada uno de los actos que se organizan para ellos en el ámbito de la fiesta magalenera. Palabras que suponen el corolario de una vivencia irrepetible de Teresa en el maravilloso mundo de la luz y el color que brilla en los corazones de la gente gaiatera.