Un huracán de fuego, percusión, mitología y música popular invadió anoche Castellón con la tradicional Nit Màgica, de Xarxa Teatre. Una apuesta y éxito seguro en la Magdalena, que en esta edición brindó una gran sorpresa final, en la avenida Rey don Jaime. Allí, Sant Roro, con un pase casi mágico desapareció de un escenario para aparecer en otro y presentar, con un efecto de fuego, el concierto de los músicos carismáticos de Tom Bombadil.

Antes, como es habitual, todo empezó con Leandre Escamilla, como Sant Roro, en lo alto de una grúa-plataforma de 30 metros de altitud, invocando al fuego, símbolo de la fiesta castellonera, y a los astros celestiales que invitan a disfrutar de la Magdalena. “Qui no vullga pols, que no vaja a la era”, apuntaba. Y a su alrededor, un equipazo de 150 personas: 50 dimonis, 50 músicos y 50 auxiliares, de los cuales muchos hacen de barrera de la comitiva --con caras conocidas como los ediles de Castellón Sara Usó y Enric Porcar--. Y sin olvidar la música de fondo y percusión de la Colla de Dolçainers; y la cooperación de Moros d’Alqueria, Colla

El Cepet y colles de diables. El inigualable correfocs recorrió las calles habituales, para culminar en Rey Don Jaime, con Pirotecnia Peñarroja y el conciertazo. H