Castellón ha celebrado durante esta semana el 765 aniversario de su fundación como ciudad. Un 8 de septiembre de 1351, el rey Jaume I otorgó el privilegio de traslado a su lugarteniente Ximén Pérez de Arenós para trasladar la villa desde el castillo a la Plana. Este acto trascendental para la historia de nuestra ciudad tuvo lugar en Lleida, en el denominado “Castell del Rei”, y el Ayuntamiento ha querido cerrar el círculo de la historia y celebrar, este 8 de septiembre de 2016, un acto solemne de hermanamiento entre los pueblos de Castellón y Lleida. Dos ciudades unidas por los lazos de la historia que buscan con pasión y fuerza el progreso y el bienestar para sus gentes.

765 años después Castellón y Lleida han vuelto a encontrarse en el camino. Ambos somos pueblos con identidades comunes, con coincidencias, con una estructura social similar, con un rango de capitalidad que nos hace ser núcleo administrativo y de servicios para las poblaciones del área metropolitana, pero también somos dos ciudades relevantes de comunidades históricas con rasgos culturales únicpropios que pueden enriquecernos. La hermandad que hemos firmado esta semana puede y debe fortalecerse en el futuro. Tenemos la oportunidad de establecer lazos de cooperación que nos ayuden a crecer como ciudad, podemos aprender de la experiencia desarrollada en ambos municipios y colaborar en proyectos conjuntos en materia tanto social, como cultural, educativa, económica y turística. Potenciemos nuestras afinidades y aprendamos de la diferencia. Miremos hacia el pasado con la vista puesta hacia el futuro, es un desafío totalmente apasionante.

La ciudad de Castellón ha conmemorado por primera vez con un programa oficial de actos institucionales y culturales la fecha de la autorización del traslado, nuestro cumpleaños como ciudad. Y el Gobierno Local está orgulloso de ello.

Hace 765 años, aquellos primeros castellonenses fueron protagonistas de la fundación de la ciudad. Bajaron hasta la Plana y empezaron a construir una ciudad que con el tiempo crecería y se convertiría en una tierra de acogida para las gentes que habitaban este entorno magnífico de mar y naranjos.

Han ido pasando los siglos, pero Castellón sigue teniendo ese afán de futuro que tenía hace casi ocho cientos años. Los castellonenses y las castellonenses que ponen en marcha cada día la ciudad tienen el mismo orgullo de pertenencia a esta tierra que también tuvieron sus antepasados. Somos gentes abiertas, dinámicas, dialogantes, emprendedoras y capaces. Y por todo ello, 765 años después, seguimos siendo futuro. H

*Alcaldesa de Castellón