Por el momento, nada sustancial ha cambiado en la posición de los independentistas sobre los Presupuestos del Estado después de las reuniones mantenidas el pasado viernes en Waterloo y en Ginebra. En la ciudad belga, sin embargo, quedó claro de nuevo quién manda en la Generalitat de Cataluña porque Carles Puigdemont enmendó la plana a su sucesor, Quim Torra, quien hace unos días amenazó con una crisis del Govern si el PDECat o ERC no se oponían a los Presupuestos. Puigdemont remitió la decisión a los grupos parlamentarios, aunque dijo que le constaba que la decisión era oponerse a las cuentas. E insistió en el «problema político» que debe resolverse con política, mientras en Ginebra, donde se reunió la dirección de Esquerra con la secretaria general, Marta Rovira, el vicepresidente, Pere Aragonès, incidía en lo mismo: Sánchez debe hacer gestos sobre los presos y abrir un diálogo político. Ambos minimizaron el aumento de las inversiones en Cataluña o porque luego no se cumplen o porque no es suficiente el dinero para decidir el voto. En la posición de Esquerra, no obstante, se puede apreciar algún matiz. Aragonès señaló que ERC no quiere abrir la puerta de la Moncloa a la derecha, pero añadió que la decisión no depende de ellos, sino de Sánchez. La realidad es que depende de ambas partes, porque si no hay Presupuestos y cae el Gobierno socialista, la alternativa es la triple derecha que va a gobernar en Andalucía. Y entonces las soluciones políticas estarán cegadas.