En la mayor crisis sanitaria de la historia reciente de nuestra Comunitat, el president Puig, confinado en el Palau más de 60 días, no ha sido capaz de presentar a la sociedad valenciana un plan, sólido, determinado y concreto, para afrontar ni la crisis sanitaria, ni la crisis económica.

El extenso contagio de los profesionales sanitarios de nuestra Comunitat, se despacho con un: «Se contagiaron por viajar, ver a amigos o a la familia», algo de lo que la consellera Barceló tuvo que disculparse, por el importante desprecio a la tremenda labor que los sanitarios están realizando, a pesar de las escasas medidas de protección que la Conselleria les había facilitado.

Posteriormente, descubrimos que el personal sanitario, contratado de refuerzo por la pandemia, era poco más que mileurista, a pesar de sus días, noches y sufrimiento que iban acumulando.

Las prisas, y el exceso de notoriedad de un president sin plan le hicieron realizar declaraciones, y falsas promesas, propias de un exceso verbal incontrolado. El anuncio, una semana antes de producirse, que la Comunitat pasaba a fase 1 de forma inmediata,, recibió el «NO» del Ministerio de Sanidad, a pesar de decir el Consell de Puig que el proyecto presentado era de matricula de honor. La realidad es que el anuncio precipitado e irresponsable de Puig generó unas expectativas en trabajadores que veían que salían del ERTE y empresarios que confiaban en abrir sus negocios, que no se cumplieron. Una vez más los anuncios de Puig demostraron su falta de crédito como president.

SIN APRENDER la lección, Puig volvió a aventurar que todos los trabajadores en ERTE cobrarían entre los días 2 y 4 de mayo, algo que es público y notorio que no se ha producido para todos, y que el adelanto de las cantidades anunciadas tampoco ha llegado.

La batería de ayudas anunciadas, de una forma puntual y con más apariencia que efectividad, también ha dejado al descubierto las ganas de notoriedad de un president sin proyecto, sin plan. Anunciar medidas el 8 de abril cuando el Gobierno valenciano se toma un mes para adoptar el acuerdo, y luego tres meses para resolver, no parece ni lo adecuado, ni desde luego lo que los ciudadanos necesitados de respuestas requieren y más en la situación que estamos viviendo en la actualidad.

Por si fuera poco ahora sabemos que la opacidad y la tardanza en publicar los contratos amparados en el estado de alarma, se debía a que estaban cocinando los mismos. La contratación por 31,5 millones de una serie de vuelos que en su mayor parte debían de realizarse en el mes de abril y hacerlo basándose en unas normas que el día de la firma del contrato no estaban vigentes ni publicadas, denota la fabricación a posteriori de un contrato para maquillar un pedido.

Hoy los valencianos quieren saber cuándo van a trabajar, si van a seguir haciéndolo y cuál es su futuro en los próximos meses. Y mientras todos se hacen esa pregunta, Puig sigue en el Palau, con contratos de cátering, hablando de Europa y sin tomar una decisión de su presupuesto de 23.000 millones de euros, que debería poner al servicio inmediato para activar la economía. Con Puig, solo hay anuncios y promesas incumplidas.

*Diputado del PP en Les Corts