La semana pasada ocurrió un hecho horrible en Madrid, cuando un hombre acabó con su vida y la de su hija de un año, al lanzarse junto a ella desde una ventana del Hospital La Paz.

En España se producen diez suicidios y más de 150 tentativas diarias. Para tener una referencia, se calcula que se suicidan en España unas 3.500 personas al año y, en cambio, unas 1.100 personas han perdido la vida en nuestro país en accidentes de tráfico el año pasado. En el mundo, cada 40 segundos una persona se quita la vida. Sin ninguna duda, el suicidio es un problema mundial, responsable de 800.000 muertes anuales. El impacto que provoca un suicidio en la familia y amigos es devastador, pues es el duelo más traumático y doloroso que existe. El dolor que experimenta una familia tras la muerte de uno de sus miembros se incrementa cuando ésta se ha producido por decisión del fallecido. Es entonces cuando surgen las dudas y se buscan explicaciones y culpables. Uno de los misterios sobre el tema está en el triángulo formado por tres cortijos de Córdoba: el Cortijo de los Asombros, el de la Carrasca y el de los Catorce. Estos cortijos tienen en común forman parte del triángulo de los suicidios. No se sabe la razón, pero dentro de ese triángulo la tasa de suicidios es cuatro veces mayor a la media nacional.

Esto nos recuerda a Aokigahara, el bosque del suicidio en Japón que se encuentra en la base del Monte Fuji. Repleto de cavernas rocosas y heladas, donde el viento queda bloqueado por los espesos árboles, lo que lo hace excepcionalmente silencioso, es elegido por más 100 suicidas al año. Tanto es así, que en la entrada del bosque hay un letrero, junto a un número de teléfono, que dice así: «Piensa por favor en la vida, en tus padres y hermanos. No sufras sólo, contacta con alguien».

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)