Cuando se cumplen 20 años de la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, norma que supuso un cambio en la política de prevención de las empresas y contribuyó a una bajada considerable de los accidentes de trabajo, los datos del último año hacen que se enciendan todas las luces de alarma. Hay una escalada en los accidentes de trabajo y también un aumento de los percances mortales. El balance correspondiente al 2015 indica que el número de accidentes laborales en Castellón llegó a 5.225, diez de ellos mortales.

Después de unos años de descenso, a partir de la llegada, y con la excusa, de la crisis económica se ha producido un aumento paulatino de la siniestralidad y también la ocultación de varios accidentes. Los efectos de estos últimos son tratados por los servicios públicos de salud, provocando una distorsión en las cifras y, a la vez, una carga en las arcas públicas.

En esta tendencia influye la temporalidad de los contratos, la falta de formación por el cambio constante de puesto de trabajo, la reducción de personal de muchas empresas o que los recursos de la Inspección de Trabajo son menores de lo que cabría desear.

Todas las partes implicadas se deben esforzar para frenar este repunte cuanto antes.