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Los continuos recortes en el servicio de trenes de Cercanías que unen Castellón con Valencia suponen desde hace meses una auténtica odisea para los usuarios. Como esta misma semana decía la alcaldesa de la capital, “están causando a nuestra ciudad un grave perjuicio económico, además de provocar numerosas molestias a los miles de clientes del servicio”. No le faltan razones a Amparo Marco para mostrarse indignada, al igual que está la consellera María José Salvador o el rector de la UJI, Vicent Climent, porque muchos estudiantes utilizar este de transporte para ir a la universidad.

Una restricción en la circulación de trenes que comenzó hace tiempo motivada por las obras del Corredor Mediterráneo y que en las últimas horas ha causado todavía más alarma ante la posibilidad de que llegue el día en que se suspenda por completo la circulación de convoyes entre las la dos capitales, lo cual no dejaría de ser toda una barbaridad.

Renfe anuncia que va a alterar los horarios de los Cercanías desde hoy y por un periodo que se puede prolongar hasta dos semanas. Un nuevo contratiempo para el ciudadano. O sea, Cercanías en precario y, mientras tanto, el AVE que el Gobierno prometió para el pasado diciembre sin llegar. Todo un despropósito con la ministra Pastor en fuera de juego.