Ya es sabido que, desde el verano del año 2002, todos los días del mes de agosto aparecía en la página 5 del periódico un dibujo mágico de Lorenzo Ramírez y unas cuantas líneas de texto mías, en las que yo intentaba explicar que en la playa de la Almadraba de Benicàssim, entre las del Torreón y el Voramar, plantábamos todos los días la historia de nuestros días vividos y mis noches soñadas. También en días como hoy, que es viernes. Y que al fondo del mar, sobre el horizonte, veíamos --o imaginábamos-- las siluetas del humo de los barcos, con sus señales venturosas, con su aroma que de humo deriva un perfume, según Cobarrubias, con su eco de canciones y de voces que han sonado a través del tiempo.

En el verano de 1966 empezó a convocarse en Benicàssim el Certamen Internacional de Guitarra Francisco Tárrega, paralelo al acontecimiento que pronto saludó con alborozo el mundo cultural. Fuimos muchos los que disfrutamos también de la nueva faceta del popular locutor Chencho, como presentador. En sí mismo, oir a Chencho hablando de guitarras y de guitarristas, era ya una fiesta. Pero 10 o 12 años después, el locutor cayó enfermo y se tuvo que buscar una sustitución.

EL ENTONCES alcalde, Domingo Tárrega, vino a la Almadraba a buscarme. Tomando un refresco conmigo en la terraza de mi apartamento en Arenal, oteó el horizonte y exclamó:

--«Aquí queda todavía mucho terreno para construir…»!

Su propia empresa constructora hizo el resto. Y fueron apareciendo tres Cortemar, Cortesol, la urbanización Xaloc…

Pero a lo que vino Domingo aquel año era en busca de presentador para el Certamen de Guitarra. Dije que sí enseguida y se incorporó también la muy joven y brillante María Ángeles Alcantud, la muchacha de Cartagena que pasó de Radio Popular a Radio Cadena y después se consolidó en Radio Nacional. Entre la excelente locutora y mi buena experiencia en estos casos, creo que logramos un atractivo espacio para el público hablando de guitarras y guitarristas. Durante días visité hemerotecas y puse sobre mi mesa toda la bibliografía que encontré sobre el guitarrista Tárrega, para escribir el guión. Buceé tanto sobre el personaje que, en sueños, escuchaba su voz hablándome desde la distancia del tiempo.

Y supe que, en una de aquellas primeras villas de Benicàssim y junto a ellas verdes viñas junto al mar --¿lo recuerda maestro?--, hubo algunas noches de un verano de principios del siglo XX en las que Tárrega ofreció la música dulce y vigorosa, limpia y cálida de su guitarra a un grupo de amigos artistas, entre los que se encontraban los pintores Castelló Doménech y Puig Roda, el maestro Ruperto Chapí, los escultores José Ticiano y Mariano Benlliure… germen del actual certamen internacional.

EN DICIEMBRE de 1909, Francisco Tárrega había fallecido en Barcelona, aunque fue enterrado en Castellón. Desde hace un buen tiempo, el Ayuntamiento de Benicàssim, en unión de los de Castellón y de Vila-real celebran en nuestro cementerio municipal un acto de homenaje y recuerdo. También en diciembre del año 2002, el Ayuntamiento de Castellón me editó un libro titulado Conversaciones con el guitarristas Francisco Tárrega (1852-2002), valiéndome de aquellas investigaciones para presentar en público el Certamen.

En un ensayo previo, tuvimos un equipo de censura y vigilancia -algo normal en la época- tremendamente especial. Se trataba nada menos que de las ilustres hermanas Josefina y Matilde Salvador, con su ganada fama de concertista y compositoras. Mientras ensayábamos, la violinista nos interrumpió varias veces tanto a María Ángeles como a mí:

--«Atención, atención. Estáis hablando demasiado de vosotros. Hay que hablar de los concertistas, de los guitarristas. Y también hay que extenderse un poco más de las obras que se interpretan, pero, sobre todo, del maestro Tárrega».

Su hermana Matilde fue más rotunda:

--«I lo apropiat és que parleu en valencià, com parlava Francesc Tárrega…».