Querido lector/a, recuerdo que cuando llego a mis manos el documento que, elaborado por Pedro Sánchez y su gente, planteaba la necesidad de un nuevo PSOE, de una nueva socialdemocracia, me alegré. Entre otros motivos porque hacía referencia a la necesidad de una alianza de progreso con los sindicatos y, en particular, con CCOO y UGT. Y es que, entendía el documento que ante la involución social y en derechos, había que buscar la unidad de acción con todas las fuerzas que coincidiesen en desarrollar una sociedad avanzada. Y ahí aparecían los sindicatos como organizaciones de trabajadores que son esenciales para cambiar el modelo económico y social neoliberal. Me alegré, incluso, más aún, porque tengo la impresión que durante años la relación sindicatos PSOE no ha sido fecunda y ha estado repleta de desavenencias. Posiblemente, y así lo creo y lo digo, por los giros de la política económica de un PSOE imbuido en la lógica del poder, en parte desnaturalizado, apareciendo como excesivamente pragmático o moderadamente reformista y gestor del modelo establecido.

Pero mi alegría, se ha visto renacer cuando estos días ha aparecido en los medios la reunión conjunta entre los representantes de CCOO y UGT y el pleno de la nueva Comisión Ejecutiva del PSOE. Parece ser que tras coincidir en que la crisis no ha terminado han acordado una agenda de trabajo para hacer frente a políticas injustas y potenciar otras como: subida del SMI, plan para el rescate de jóvenes, derogar la reforma laboral… etc. ¿Que pasa? Que en el PSOE se dan cuenta de que la concepción de que un solo partido político expresa el movimiento de la izquierda, junto con la de que la izquierda sea considerada un movimiento exclusivamente político que se manifiesta en elecciones, son dos consideraciones que hay que superar. Así que la izquierda son partidos, sindicatos… y además de político es un movimiento cultural.

*Experto en extranjería