En aquella escuela del mundo rural, a la que asistí, ya adolescente, los maestros, entre otras cosas, nos enseñaban a cantar mientras caminábamos por el campo. Uno de ellos --el mejor maestro que he conocido en mi vida, absolutamente vocacional e irrepetible ( Emiliano Pérez )-- nos enseñó una canción inolvidable de una niña huérfana, cuyo estribillo se repetía incansablemente: «Una vez que sí, otra vez que no,/las mocitas sois así, que voláis de flor en flor…» Y esta canción infantil nos remitía a las margaritas del campo, a deshojar sus blancos pétalos: «¿me quiere, no me quiere?, ¿si, no?».

Esta especie de exordio me recuerda la situación actual en la que nos encontramos deshojando la margarita del malhadado covid-19: Hoy, sí, mañana no. Parece aquella pretendida --que no real-- volubilidad de las mocitas de nuestros adolescentes sueños y ensueños. Hoy, desgraciadamente, en un sentido nada romántico, quienes deshojan las margaritas de esta crisis, nos sumen en una duda real: ¿vamos por el buen camino? La pregunta es lo que los lógicos medievales llamaban erotema, una interrogación retórica que siembra la duda entre dos opciones o algo así.

*Profesor