Puesto que el tema de actualidad en España y Europa, principalmente, es la pretendida independencia de Cataluña, no tengo más remedio, aunque con cierta reticencia, que hablar yo también de ello.

El tema no es nuevo y viene de largo. La población catalana de hoy en día es el resultado de la mezcla de orígenes y culturas diversos, pero especialmente de la Península Ibérica, incluida Portugal. Salvo para los más puristas, en Cataluña no ha habido problemas ni culturales ni lingüísticos ni de otra naturaleza para que se llevarán a cabo matrimonios, llamémosles mixtos, entre los nacidos fuera de la comunidad y los locales. Los nacidos de matrimonios no catalanes, quienes en ocasiones han asimilado las culturas y lenguas de sus padres, así como las locales, y otros que han optado por ser más de la tierra que los propios con muchos apellidos catalanes en la familia.

Perdonen, pero tengo que ser un poco irónica, sin ánimo de ofensa, y la verdad es que me causa un efecto especial cuando escucho el nombre y apellidos de ciertas personas, especialmente ocupando cargos de responsabilidad en el ámbito político catalán, como por ejemplo Josep Carles Gómez García (imaginario). Me parece muy bien el hecho pero no la intención en ciertos casos, para evitar una marginación social, que en muchos aspectos, la hay. Conste que tengo muy buenos amigos catalanes pero este tema ni se toca. La Constitución, con mayor o menor acierto, marca las normas y no considero que un referéndum, que es ilegal y por lo tanto no vinculante, se celebre sí o sí. Si hay que llegar a acuerdos o pactos, con el beneplácito de la UE, pues adelante. Si hay que reformar la Constitución, pues a ello. Pero no se debe actuar de una manera inconsciente. Recapacitemos.

*Secretaria provincial de Derechos Civiles del PSPV-PSOE Castellón