CARTA AL DIRECTOR

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ya avaló en febrero las llamadas «devoluciones en caliente», y para ello resaltaba que los inmigrantes irregulares «deben aceptar las consecuencias de su propia actuación ilegal». Ahora es la Comisión Europea la que propone cerrar fronteras y que todos los países contribuyan a la expulsión de inmigrantes irregulares mediante los «retornos patrocinados», es decir, financiados con fondos comunes.

La lucha contra la inmigración, calificada como ilegal, contribuye a mantener el falso imaginario colectivo que ve la diversidad humana como un riesgo para la identidad europea; legitima la vinculación maniquea de inmigración e inseguridad, idea perversa pero recurrente, sobre todo en tiempos de crisis económica y de empleo como los actuales; o en el mejor de los casos identifica a las personas desplazadas como gentes ajenas al modelo de convivencia y ciudadanía consolidado, y por lo tanto como una carga para el precario estado de bienestar. Olvidamos que los emigrantes dejan su país en busca de una dignidad personal que allí no van a conseguir y que aquí les negamos sistemáticamente. H

Luis Fernando Crespo