Donald Trump ha viajado estos días a Londres donde se ha celebrado una multitudinaria protesta en contra de su estancia. Decenas de miles de ciudadanos enfadados con carteles y caretas reprocharon su política, su fanatismo y su prepotencia. Además, sobrevolando Trafalgar Square, apareció el Baby Trump, globo gigantesco anaranjado con la forma del presidente representado en un niño con pañales aferrado a un móvil.

A pesar de ver las imágenes de la abarrotada plaza protestando airadamente contra él, Trump aseguró que no existió manifestación alguna, intentando hacernos creer que era una noticia falsa (fake news). A menudo, Trump denuncia que es víctima de las llamadas fake news; sin embargo, cada vez que hace una declaración demuestra que él mismo es una fuente de noticias falsas.

Su última ocurrencia hace un par de meses fue asegurar que el ruido de los molinos de viento causaba cáncer. Con el fin de atacar a Hillary Clinton, defensora de la energía eólica, lanzó esta noticia sin ningún rigor científico, solo para desprestigiar a su oponente. Ahora asegura que no ha habido ninguna protesta.

El mito dice que las avestruces esconden la cabeza debajo del ala ante un peligro. Esto, que se conoce con el nombre de efecto avestruz, vendría a ser la tendencia a evitar toda la información que vemos como negativa para nosotros, al estilo Trump. Preferimos imaginar que no está ocurriendo nada y que los problemas se solucionarán solos. Es una fantasía que, en cierta forma, calma y reconforta. Pero la realidad es que ignorar las malas noticias no las hace desaparecer. Afrontar las experiencias negativas suele provocar que se salga fortalecido de la situación. Es un hecho que cuanto más se pone el pecho a las dificultades, menos tendencia hay a esconder la cabeza.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)