La semana pasada escribía sobre la importancia de estar unidas y unidos en la lucha por la Igualdad efectiva y real. Sobre la necesidad de un feminismo inclusivo, alejado de dogmas e ideologías, en el que las mujeres podamos ser libres para decidir qué queremos ser en cada momento. Ese era y sigue siendo mi deseo.

Sin embargo, hoy tengo que lamentar que en el Día Internacional de la Mujer esta libertad fuese coaccionada y reprimida por algunas personas que dicen defenderla y abanderarla. Una vez más, el sectarismo quiso erigirse como protagonista en un día en el que la mayoría queríamos festejar lo conseguido y, sobre todo, reivindicar lo que queda por venir, una vez más el sectarismo hizo lo que mejor sabe hacer: excluir y tratar de imponer un pensamiento único, pero no lo consiguieron.

Pese a que finalmente desde Ciudadanos nos vimos obligados a abandonar la manifestación, conseguimos avanzar 200 metros. Algunos de ustedes pensarán y ¿cómo pueden estar contentos si les echaron? ¿Cómo pueden estar satisfechos con apenas 200 metros escasos recorridos? Pues sí, lo estamos porque estos 200 metros son la victoria de la libertad y de la igualdad. Del no plegarse ante quienes quieren imponer un pensamiento único, patrimonializar una causa justa y repartir carnets de mal o buen feminista según si compartes o no sus opiniones, consideraciones y posturas al respecto.

UNA LIBERTAD y una igualdad conquistada entre insultos, gritos y menosprecios, al igual que lo hicieron antes nuestras abuelas y madres en otras épocas. Porque, tal y como dijo Clara Campoamor: «la libertad se aprende, ejerciéndola». Así, mis compañeras se abrieron paso entre frases tan vergonzosas como «Villacís, vete a trabajar al Burger King». Cómo si trabajar en un Burger King primero, fuese una deshonra y segundo solo pudieran dedicarse a ello mujeres. Ver, para creer. Begoña Villacís, al igual que Lorena Roldán, Marta Rivera o María Muñoz, son mujeres valientes, admirables, sobradamente capacitadas y que luchan porque todas las mujeres tengan libertad para ejercerla cómo y cuándo quieran, precisamente esa libertad que a ellas se les trató de privar, de manera incomprensible, el domingo en la gran fiesta del Día de la Mujer.

PORQUE enfrentarnos nosotras o entre nosotras y nosotros no va a servir para solucionar las violaciones, los casos de acoso y abusos sexuales, como tampoco va a resolver la falta de correponsabilidad y conciliación familiar; ni el techo de cristal, la brecha salarial o la desigualdad laboral y por supuesto, no va a poder acabar con la peor de todas las desigualdades: la Violencia Machista. Quince mujeres han sido asesinadas ya en lo que va de año por el mero hecho de serlo, la última este fin de semana en Villanueva de Castellón. Por ello, el error más grande que podemos cometer es desmerecernos y despreciarnos entre mujeres. Es convertirnos en aquello contra lo que luchamos.

Hagamos política pues, pero política para cambiar las cosas y no para empeorarlas. Una política que luche por la Igualdad y que no se utilice como un escrache partidista.

*Portavoz de Cs en Diputación y en Benicàssim