Hoy, como no podía ser de otra manera, dedicaré estas líneas a comentar la noticia de la semana, del mes, del año, y hasta de la década: la licitación de las obras del colegio Regina Violant. Ya era hora, me dirán. Pues sí, y demasiado tarde que llega. En eso coincidimos todos. En eso y en que estudiar 13 cursos en barracones es una de las peores injusticias a las que se puede condenar a una generación de estudiantes. Con la publicación, ayer, del anuncio por parte de la Generalitat valenciana para que las empresas interesadas presenten sus ofertas en el concurso de adjudicación llegamos a la última estación de penitencia de este calvario para casi 600 alumnos, sus padres, sus profesores, la población de Almassora y quienes nos ocupamos de la gestión pública.

No ha sido fácil, de hecho, ha sido angustioso ver atascados los trámites y comprobar que debió haber una época en que las empresas pujaban en concursos de adjudicación y quienes gobernaban cedían a chantajes económicos posteriores con el dinero de todos. Hoy ya no es así, pero el sacrificio de la dignidad ha tenido un coste enorme para el Regina. Ha sido un tiempo duro para mi equipo y para mí. Las llamadas a todas las puertas y teléfonos no trascienden, ni los desvelos, los contactos a cualquier instancia --president incluido--, las continuas peticiones para mejorar barracones y eliminar goteras, para agilizar la llegada de un colegio de verdad. Pero si desde el Ayuntamiento ha sido muy difícil ver esas condiciones y apenas poder hacer nada, nada es comparable a vivirlo desde dentro. Sé de primera mano lo que se siente cuando un hijo estudia en aulas de plástico y trabajo todos los días para revertir esta situación heredada, fruto de la improvisación en materia educativa que durante un tiempo, siendo concejala de Educación la candidata del PP María Tormo, juntó a alumnado de distintas edades en una misma aula en el colegio Santa Quitèria.

El esfuerzo para cambiar esta situación vale la pena porque es nuestra obligación y porque no hay nada más satisfactorio para una alcaldesa que ver que su pueblo mejora. La construcción de un colegio es prueba de ello.

*Alcaldesa de Almassora