La agenda de crecimiento y empleo de la Unión Europea, la Estrategia Europa 2020, apunta, por un lado, al crecimiento inteligente, sostenible e integrador como la única manera de superar las deficiencias estructurales de la economía europea, mejorar su competitividad y productividad y sustentar una economía social de mercado sostenible. Por otro, la misma Estrategia prevé que el 40% de los nuevos empleos tendrán en el futuro una gran exigencia de conocimiento específico y que la mayoría de los oficios en la actualidad van a requerir de una permanente formación de las personas que los ocupan.

Lo que esta Estrategia nos viene a decir es que formación y empleo deben ir unidos, sin esa unión el crecimiento económico que necesitamos, sostenible e inteligente, será imposible. Lo afirma la Estrategia Europea y lo confirmamos desde la empresa.

Pensando en ese crecimiento al que apunta Europa, los órganos de gobierno de la CEV hemos aprobado un documento que recoge las propuestas empresariales ante las próximas elecciones. El documento, formulado a partir de las consideraciones de las diecisiete Comisiones de Trabajo de la CEV expertas en cada una de las materias, recoge 130 medidas de carácter empresarial básicas para asegurar el crecimiento de la Comunitat Valenciana, un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, como el que necesitamos.

Nuestra Comunitat necesita una reforma definitiva del modelo de financiación autonómica; más inversión en I+D+i y fomento de la digitalización en las empresas; optimizar y fortalecer el sistema valenciano de innovación y mejorar la transmisión del conocimiento y la transferencia tecnológica al tejido productivo, con el impulso y coordinación de la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), y también impulsar y promover la colaboración público privada, como fórmula para garantizar a la ciudadanía la prestación de servicios de calidad.

Por supuesto, entre estas medidas, también están las aportadas por parte de la Comisión de Educación y Gestión del Conocimiento en materia de formación. Alcanzar un Pacto por la Educación que establezca un modelo educativo y de formación que permita elevar los estándares de aprendizaje y conocimiento y que sea competitivo a nivel internacional; promover la innovación, el emprendimiento, el uso de las nuevas tecnologías y las herramientas avanzadas de digitalización, prestigiar la Formación Profesional (FP) como enseñanza vinculada al mercado laboral; potenciar la Formación Dual y modificar su profunda regulación, minimizando las limitaciones y cargas administrativas de la actual legislación; incrementar el papel de las organizaciones empresariales en los mecanismos decisorios de la oferta formativa dirigida a la empresa; identificar los nuevos puestos y competencias laborales y reducir la distancia entre la formación reglada y la demanda empresarial y contribuir a la rápida implantación de estudios en centros privados, que permita dar respuesta a las necesidades de las empresas.

Hace apenas unos días, el 8 de abril, la Universitat de Valencia presentó el estudio La Formación Profesional en la Comunitat Valenciana, situación y directrices: visión territorial, elaborado en colaboración con las universidades de Alicante y la Jaume I de Castellón, y en él se refleja la amplia oferta formativa con la que cuenta el sistema, aunque ésta necesita un mayor ajuste a las realidades socioeconómicas y del mercado laboral. Deberíamos preguntarnos qué trabajadores necesitan nuestras empresas y diseñar los planes formativos, los cursos de formación profesional y la FP Dual en función de la respuesta.

Según la encuesta Necesidades laborales de las empresas, impulsada por el foro de investigación Educa 2020, la firma demoscópica GAD3 y la Fundación AXA, presentada el pasado año en la CEV, el 67 por ciento de las empresas de la Comunitat Valenciana necesita incorporar trabajadores con Formación Profesional y, a pesar de las cifras de paro, siguen teniendo dificultades a la hora de contratar.

La discordancia en la formación de los jóvenes para cubrir las necesidades empresariales parece ser especialmente acuciante en la Comunitat Valenciana, donde la necesidad de técnicos procedentes de la FP Superior es de un 44%, frente al 28% de la media nacional. Las necesidades de trabajadores de FP de Grado Medio ascienden, en la Comunidad, a un 23%, con lo que son más de dos tercios, un 67%, las que necesitan titulados de FP.

Es, por tanto, importante seguir estrechando la colaboración del mundo de la empresa y el académico para que los diferentes planes formativos se adecúen a las demandas y necesidades del tejido empresarial. Un tejido empresarial que tiene ante sí el gran reto de la digitalización y la innovación y, concretamente en nuestra Comunitat, el tránsito hacia un nuevo modelo productivo basado en la innovación.

Una buena manera de acercar la formación a la empresa la encontramos en la FP Dual. Desde numerosas instancias europeas e internacionales se señalan las ventajas de los programas de FP Duales, que combinan formación en la empresa y en los Centros de Formación para estimular la creación de empleo juvenil y para promover una mejor transición de la escuela al trabajo. Apostemos, pues, por ella y garanticemos que las personas cuenten con las competencias que se requieren en el mercado laboral.

Países como Alemania, Austria, Dinamarca o los Países Bajos, que disponen de sistemas de Formación Profesional Dual, tienen menos problemas relacionados con la inadecuación de las aptitudes profesionales y los niveles de empleo juvenil. Pero, hasta el momento, la FP Dual aún es bastante residual en España, apenas representa el 3,1%. La cifra es algo mejor en la Comunitat Valenciana, donde, de un total de 3.999 alumnos, el 4,4% del total de matriculados opta por la FP en modo Dual.

Tenemos que conseguir dar la vuelta a estas cifras, por eso desde la CEV apostamos por la racionalización y simplificación de los procedimientos para la firma de los convenios de prácticas y formación dual en las empresas; la estancia de los propios docentes en los centros de trabajo; el fomento de la comunicación entre empresas y centros de formación y la definición de una herramienta sencilla que permita detectar y trasladar las necesidades reales de las empresas en materia de formación a los responsables de la programación de los cursos.

Y no solo eso, también debemos contribuir a mejorar la imagen social de la formación profesional, porque, por si cabía alguna duda, la FP dual es la principal alternativa para conseguir un capital humano que permita consolidar economías competitivas y sostenibles.

*Presidente de CEV Castellón