Durante años la sección de gastronomía doméstica de los periódicos se consideró un negociado menor. La cocina, considerada no como la creación de un chef en un restaurante, sino como el acto de proveer de alimento sano y sabroso a una familia, tenía connotaciones de tarea de ama de casa, con toda la carga machista de invisibilización de los cuidados que eso suponía. En las historias de la comunicación gastronómica se dedica mucho espacio a Brillat-Savarin, a Julio Camba, y a Nestor Luján y muy poco, por ejemplo, a Isabella Beeton, quien en 1861 recopiló unas 900 recetas que había ido publicando en periódicos en un libro de gran éxito, el Mrs’ Beeton book of household recipes.

Estamos hablando de la época de la revolución industrial; una generación que emigra a las ciudades pierde el contacto con el saber culinario de sus madres. No es la primera, ni la única --libros de cocina doméstica los encontramos también aquí--, pero su caso es paradigmático. Las secciones de recetas los periódicos, muy vinculadas al ahorro de recursos (véase, por ejemplo, las publicadas durante las guerras de todo el siglo XX) a menudo se complementan con reportajes destinados a hacer más eficiente la vida doméstica (trucos de limpieza, costura...) fueron cayendo en un cierto declive, hasta que la última década y media --en gran parte, gracias a las redes sociales-- se han reivindicado como páginas de ocio, a menudo con una versión low cost del sueño gastronómico de la alta restauración. Sé lo que me digo: he pasado una década escribiendo en ellas.

El coronavirus lo ha cambiado todo. De repente volvemos a interesarnos por ahorrar viajes al supermercado, o qué hacer delante de eventuales desabastecimientos, o cómo limpiar eficientemente, o cómo preparar todo aquello que antes comprábamos ya hecho. Son páginas más austeras (imposible seguir creyendo que disponemos de todo a todas horas), pero nos ha quitado la venda de los ojos, y volvemos a verlas como lo que siempre fueron: un recordatorio necesario de que el hogar es, etimológicamente, el lugar donde se hallan nuestros fogones.

*Periodista