Este recién estrenado año 2019 va a ser un gran año electoral, la ciudadanía está llamada a las urnas para elegir a sus representantes políticos en diversos ámbitos, ya sean locales, autonómicos, europeos e, incluso dependiendo del devenir de diferentes acontecimientos presupuestarios, también nacionales. Se tratan de citas de vital importancia para nuestro futuro, aunque ciertamente no es este el motivo de mis letras; para ello ya tenemos a muchos analistas políticos, tanto de reconocido prestigio como de más baja estofa.

De lo que realmente quiero hablar es de otros procesos electorales, cientos y miles de que se desarrollan en el ámbito laboral, me refiero a las elecciones sindicales, ya sean en empresas, centros de trabajo y también en la propia administración pública. Y aprovecho esta oportunidad porque no es nada, pero que nada habitual, que el mundo del trabajo ocupe las primeras páginas de periódicos y más difícil todavía salir en las radios y el prime time televisivo, pero se ha de saber que, pese a la voluntad de ocultar esta información, se siguen produciendo acontecimientos y movimientos relevantes que de forma sintética quisiera explicar.

ESTE AÑO PASADO se ha caracterizado por un aumento significativo de la conflictividad laboral en muchos sectores, cabe recordar los conflictos, movilizaciones y huelgas realizadas en Amazon, falsas cooperativas del sector cárnico, limpieza, hostelería, téxtil, cerámico, penitenciarias… y un largo etcétera.

A esta actividad se suma que en este gran año electoral van a ser elegidos el 70% de la representación sindical de este país.

Y a nivel de País Valencià, las cifras se traducen en que más de 300.000 trabajadores y trabajadoras están llamados a las urnas para elegir a sus representantes, de los cuales el 38% son actualmente de CCOO.

¿Pero qué significa esto de las elecciones sindicales?

En primer lugar, significa la consolidación y legitimación de las organizaciones sindicales en las empresas. Cada cuatro años, el 90% de los trabajadores y trabajadoras revalidan a sus representantes votando en sus centros de trabajo, un índice de participación muy elevado si lo comparamos con cualquier proceso electoral de carácter político.

En segundo lugar, tener representación significa tener negociación colectiva, es decir, convenios colectivos de eficacia general, que afectan y benefician a más de 8.000.000 de trabajadores y trabajadoras.

En tercer lugar, significa sentar las bases sobre la forma y la calidad en el que se debe relacionar el gobierno con los agentes económicos y sociales en el marco del diálogo social. De él depende en gran medida la solución de la actual situación de crisis económica, social y de precariedad laboral.

Y, en último lugar y no menos importante, significa la consolidación de la participación real y democrática de los trabajadores y trabajadoras para seguir defendiendo y reivindicando sus derechos con garantías constitucionales.

*Secretaría Política Electoral y Afiliación CS CCOO PV