Me estoy dando cuenta de que muchos políticos, como todas las personas, en mayor o menor medida, se podrían calificar como político vividor/malgastador o político sufridor. Vividores aquellos que están dispuestos a quemarlo todo, o gastar mucho más de lo que sabe que puede asumir en el momento, sin importarles lo que vendrá después. O sufridores aquellos otros que se preocupan más de lo que vendrá en el futuro que de la situación presente o que habiendo llegado después del político malgastador le toca hacer frente a una herencia envenenada.

En la política nacional tengo claro que Rajoy fue un político sufridor que estuvo precedido por un político malgastador, Zapatero (que quemó toda la herencia, no envenenada, recibida de Aznar); y por desgracia Sánchez, si no hay un vuelco electoral, será un político vividor. Ya lo ha demostrado con los viajes del Falcon, los posados más propios de una estrella de cine y los viernes electorales, que aunque aún no sabe cómo pagarlos, le sirvieron para conseguir su objetivo: ganar las elecciones.

Durante los últimos meses no se ha preocupado en conseguir apoyos para su investidura, simplemente era conocedor de que según las encuestas mejorará su posición en unas nuevas elecciones, y esta es la principal razón de que estemos otra vez en periodo pre-electoral. Eso sí, mientras tanto a vivir, a disfrutar del momento.

En Moncofa, Jaime Picher (PSOE) y yo mismo, hemos sido políticos sufridores. La herencia envenenada recibida no sé en cuánto cifrarla, si en 30 o en 40 millones; sí, han leído bien, entre 30 o 40 millones de euros. Si los sumamos a la deuda dejada por Isach, las inaplazables y necesarias obras de alcantarillado, el convenio millonario de la desaladora, el goteo de sentencias judiciales en contra del pueblo de Moncofa, los millones de euros que habrá que desembolsar para terminar el Belcaire Sur, la falta de inversiones en asfaltado y otras materias más mundanas, no me quedaré corto.

Lo anterior reafirma mi convicción de la necesidad de un vuelco electoral a nivel nacional. Es necesario un gobierno que piense en el presente pero más aún en el futuro y no como en Moncofa, que tenía un gran presente que se evaporó y nos hemos quedado con una herencia envenenada a la que nuestros hijos no pueden renunciar.

*Alcalde de Moncofa