Los familiares de los hombres y mujeres que fueron fusilados y tirados en fosas o enterramientos comunes durante la guerra civil española, están en su pleno derecho de pedir que les sean entregados los restos mortales para así poder darles sepultura. Se trata de un gesto humanitario para con lo seres queridos que ahora permanecen en el anonimato, al tiempo que se procede también a democratizar la memoria histórica en la provincia, como apunta el profesor Vicent Grau en su investigación histórica sobre Castellón.

Quedan pues fuera de lugar aquellas voces que ya se han dejado notar en contra de la recuperación de los muertos de la guerra, porque según afirman, se quiere ahora remover el pasado y los enfrentamientos entre los españoles de uno u otro signo político durante la contienda fratricida. Nunca más lejos de la realidad. Los restos mortales, tanto de ciudadanos civiles como de militares, que fueron abandonados tras una muerte cruel y despiadada merecen, como mínimo, descansar en paz. Los errores de nuestra historia deben ser conocidos por todos con un objetivo primordial: que no se vuelvan a repetir nunca más.