La manipulación del lenguaje para manipular la política es una constante a lo largo de la historia. Los sistemas políticos totalitarios y fascistas se apoyaron en la degradación deliberada del lenguaje para dificultar el razonamiento crítico. En la actualidad, hay un nuevo ataque al lenguaje por parte de los poderes económicos y políticos neoliberales, que ha sido minuciosamente preparado y puesto en práctica a través de los medios de comunicación controlados por ellos. El objetivo es alterar el significado real de las palabras para poder modificar la realidad a su antojo y ganar la complacencia de los ciudadanos, que perciben como positivas políticas muy perjudiciales para la igualdad y el bien común.

Ahora, en el siglo XXI, somos testigos de un nuevo ataque al lenguaje minuciosamente preparado y puesto en práctica por lo estrategas y retóricos del neoliberalismo. Posiblemente ninguna palabra ilustra mejor esta tendencia que «globalización», una palabra a la que se recurre cuando en lugar de querer mostrar la realidad, lo que se pretende es enmascararla.

La globalización existe desde hace siglos, quizá milenios. Hay quien afirma, que antes de la Primera Guerra Mundial, en el momento álgido del Imperio Británico, las economías estaban más integradas que hoy.

«Globalización» puede significar casi cualquier cosa. Como «desarrollo», que durante los últimos 70 años ha cambiado tantas veces de significado que ha sido necesario agregarle adjetivos, el más reciente, «sostenible».

Seamos progresistas y prometamos solemnemente no volver a utilizar la palabra «globalización» sin añadir un adjetivo: neoliberal, corporativa o capitalista.

*Secretaría Área de Políticas Sociales y LGTBI PSPV-PSOE Castellón