En una semana y en un par de ocasiones, he oído a dos instituciones autonómicas, partes esenciales del Estado, promulgar declaraciones tan diferentes y encontradas en un tema tan sensible, como es el de la memoria histórica, que de golpe y sin más reflexión me han provocado el recuerdo de los viejos versos de Machado. Me refiero a los que decían aquello de las dos Españas y que una de ellas nos helaría el corazón.

La primera me pareció inmoral, impropia de persona sensata, y la escuché de boca de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Sra. Díaz Ayuso, cuando en referencia a la Ley de Memoria Histórica, a la inhumación del dictador Franco, dijo auténticas barbaridades y, al final, mantuvo que lo siguiente que iba a hacer la izquierda en España sería quemar iglesias y conventos. Actitud que, además de expresar poca cultura y sensibilidad, olvida, o no le importa, que fue la derecha la causante del acto de felonía y de genocidio que supuso el golpe de Estado, que aún hay miles de muertos en cunetas y fosas comunes que no han encontrado la misericordia de una sepultura digna y que, sobre todo, ha sido la izquierda la que ha aportado generosidad en la transición.

La otra declaración la pronunció Mónica Oltra en nombre de la Generalitat y, anunció, que con motivo del 9 d’Octubre, le concedía una alta distinción a Leoncio Badía, el que fue sepulturero de Paterna durante la postguerra, por aportar humanidad en medio de la barbarie y enterrar a más de dos mil republicanos que fueron fusilados en ese término. Actitud moral de la Generalitat por cumplir con el deber de reconocer y fomentar valores que ayudan a la dignidad y a la construcción de una sociedad solidaria e humanitaria.

*Analista político