Tras conocerse y filtrarse el pacto secreto en los despachos sobre el reparto de sillones del Consejo General de Poder Judicial (CGPJ), el PP y PSOE evidenciaron el viernes día 16 en el Congreso su pasteleo, en el que participó también Podemos, una sesión en la que apenas se cuestionaron los méritos de los aspirantes. En Cs, que defendemos firmemente la independencia del poder judicial y que sean los jueces quienes elijan a sus representantes ya manifestamos a los candidatos si creían que estos pactos previos del bipartidismo contribuían a recuperar la confianza de los ciudadanos en la justicia.

El tsunami llegó cuando se hicieron públicas las palabras en un WhatsApp del portavoz del PP en el Senado, en el que presumía que su partido seguiría controlando «por detrás la Sala Segunda» del Supremo, que casualmente, se encarga de juzgar los casos de corrupción. Más tarde, el candidato a presidir el CGPJ, el señor Marchena dimitía para no participar en el mangoneo de la vieja política junto con Iglesias, demostrando dignidad y respeto.

En su carta de renuncia se ponía de manifiesto que el problema no son los jueces, sino la politización de la Justicia por parte del bipartidismo. Pero por si el espectáculo no fuera suficientemente dantesco, en un intento de salvar los muebles, Casado, tras esta renuncia, rompe las negociaciones con el PSOE con un bandazo sin precedentes y se suma a la posición que en Cs defendimos desde el principio.

A Casado y Sánchez les debería dar bochorno la indecencia de apañar el control que ejercen del Poder Judicial tras las cortinas del Parlamento. Aunque para PPSOE sea tarde para quedar retratados, no lo es para trabajar por una verdadera independencia junto con el único partido que la defendió desde el principio, que es Ciudadanos.

*Diputada nacional de Cs Castellón