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Tanto es el miedo que tiene el Partido Republicano a perder las próximas elecciones presidenciales si da señales de división? ¿Es este miedo el que amordaza a las mentes bienpensantes del partido ante los continuos exabruptos del candidato Donald Trump dirigidos tanto a insultar a dirigentes respetados como a derribar muchos postulados conservadores de un partido histórico que fuera de Abraham Lincoln? Es verdad que hay una campaña de republicanos desesperados por la deriva de su partido que piden el voto para la rival demócrata, Hillary Clinton, pero sus voces no son las más representativas. ¿Dónde están los John McCain o Paul Ryan con un largo historial político a sus espaldas que se han dejado menospreciar por un demagogo mentiroso como es el candidato de su partido? ¿Cómo una formación que históricamente ha hecho de la seguridad nacional uno de sus puntales más férreamente defendidos tiene por candidato a alguien que declara sus simpatías por Vladimir Putin rompiendo la tradicional política exterior de Washington? Un ultraconservador como Ronald Reagan refundó el Partido Republicano con unas bases ideológicas claras. En el caso de Trump no hay ni bases ni ideología más allá de una burda demagogia y un interés personal (como Berlusconi).