Disculpen si les confieso que, cuando ayer un periodista me preguntó si yo hacía huelga, me sonrojé, pero no de vergüenza sino de hastío. Ser la primera mujer alcaldesa de Benicàssim no es un cargo que me haya regalado nadie. Y sí, me ha tocado pelear por él, probablemente más que si hubiera sido un hombre. Pero eso no me hace ir a la huelga, sino enorgullecerme de que con trabajo he conseguido mis objetivos.

Yo no soy alcaldesa por cuotas, ni cremalleras, ni postureo, ni quedar bien en las fotos. Lo soy porque he demostrado con creces la entrega por mi pueblo con trabajo, espíritu de superación y voluntad de poner lo primero y en lo más alto a Benicàssim y a sus vecinos y vecinas. Desde luego, creo que aún falta mucho por conseguir si de verdad queremos erradicar la palabra desigualdad de la comparación entre hombres y mujeres; pero desde luego no lo conseguiremos con una huelga manipulada y repleta de símbolos y terminologías que no representan a la mujer del siglo XXI.

Esos que alardean de representar a la mujer de la calle, no tienen ni idea de lo que una mujer normal lucha y pelea cada día. Y no por la igualdad, sino por sacar adelante su vida lo más honrosa y exitosamente posible. Dar la batalla a la desigualdad no significa enfrentar a hombres y mujeres.

La igualdad se consigue estando al pie del cañón, trabajando, demostrando y reivindicando en las esferas que motivan los cambios sociales.

Yo vengo de una familia donde la mujer ha estado siempre trabajando como la que más. Mi madre regentó toda su vida un comercio y sacó adelante, junto a mi padre, nuestra familia. Yo no iba de festival cuando llegaba el verano, sino que trabajaba para que la familia saliera adelante. Tal vez, si lo que promovemos es la recuperación de los valores humanos y sociales, consigamos mejores resultados en materia de igualdad, que cogiendo pancartas.

Eduquemos a nuestros hijos en la igualdad, impulsemos las familias sin discriminación, eliminemos los chistes fáciles de nuestro vocabulario cotidiano y tal vez, así conseguiremos que, simplemente, la desigualdad no tenga sitio.

*Alcaldesa de Benicàssim