El mundo se va a la mierda. No, no lo digo yo. Lo dicen los informativos y eso que llamamos noticias, por no llamarlas teledesgracias, que aunque suena peor, igual venderían más. Es Bagdad, es Niza, es Ankara, es Alemania. Es la UE, que habrá que empezar a venderla sin UK, como quien le quita los aditivos a un yogur. Es la política exterior de la UE. Es celebrar que siga en el poder alguien como Erdogan. Pero es que es Siria. Es Al Asad. Es Lesbos. Es Al Qaeda. Es Boko Haram. Pero es que también es Orlando, es Baton Rouge, es Trump. Michelle Trump. Es que será cualquier otro entre que escribo estas líneas y salen publicadas. Es que no nos da tiempo ni de enterrar a los muertos ni de curar a los heridos, que ya se está liando en cualquier otro punto del planeta.

El mundo se va a la mierda. Son los maristas pederastas cuyas penas prescriben como si lo que hicieron se arreglase con el tiempo. Ahí siguen los asesinos más cobardes que existen, los maltratadores y practicantes de esa lacra social en que se ha convertido la violencia de género en nuestro país. Veintiocho asesinadas en lo que va de año, si no más.

El mundo se va a la mierda. Es el paro, los contratos basura, la economía que no levanta cabeza y amenaza con nuevas recesiones cuando aún no hemos salido de la anterior. Es la corrupción, o mejor dicho, son los corruptos, chanchulleros y evasores de impuestos que no devuelven lo robado. Por no hablar del calentamiento global y las mil y una formas de cargarse el planeta que aún nos quedan por experimentar.

Hoy sonreír se ha convertido en un acto revolucionario. Hoy tener esperanza es lo más próximo a contagiarse de más idiotez. Hoy solo se puede ser feliz si decides serlo a pesar de todo. Y enamorarse puede que sea la más irracional de las actividades humanas. Y ya no digamos traer hijos al mundo.

Por eso me gustaría acabar este texto aportando un halo de luz, de optimismo. Por eso, decirte que nos quedan dos actitudes. La primera es la de no hacer nada y morirse de miedo. Y la segunda es la de hacerlo todo igualmente y morirse de todo lo demás. Que si el mundo se va a la mierda, que al menos nos pille soñando, riendo, cazando pokémons o hasta bailando La salchipapa. H

*Publicista y comunicador