Querido lector, para evitar dudas declaro, de entrada, que soy partidario de la existencia de un acuerdo PSOE-Podemos que evite nuevas elecciones. Posiblemente mi posición pro-acuerdo tiene que ver con el hecho de ser romántico.

Y es que aún soy de los que pienso que las tradiciones de la izquierda necesitan superar improductivos y antiguos sectarismos y buscar espacios de diálogo y colaboración.

Pero sobre todo, tiene que ver con el hecho de, en España, existen problemas que por interés social se deberían resolver desde la ética de la izquierda. Por citar tan solo dos ejemplos, la reforma del mercado laboral y la financiación autonómica reclaman recuperar derechos y salarios perdidos con las políticas austericidas y buscar soluciones para la mejora y ampliación de servicios públicos. Medidas que deben servir para repartir riqueza e igualdad.

A pesar de que es evidente la necesidad y la urgencia del acuerdo, reconozco que no es fácil. A Pedro Sánchez, al PSOE, el día que Pablo Iglesias, le dijo que sus ministros solo dependerían de su vicepresidenta, se le fundió la idea del gobierno de coalición porque entendió que ese gobierno y ante cualquier acontecimiento político fuerte (la sentencia del juicio del pròces) se rompería.

Por otra parte, a Iglesias, la posibilidad de un gobierno a la portuguesa con un acuerdo, con Podemos en la sombra y sin ministros, es algo que no le seduce porque debe pensar que electoralmente es menos rentable que el gobierno de coalición. La cosa pinta difícil en el terreno personal y partidario. Espero que se imponga el interés social. Lo contrario son elecciones, decirle al pueblo que deben volver a votar porque, o votan mal o no saben votar.

*Analista político