Sabrá cada uno si la epidemia le ha hecho mejor o peor o más fuerte, como dice el Gobierno, pero lo que sí parece es que nos ha vuelto más auténticos. Se ve mejor en las crisis cómo somos cada uno y cuánto tardamos en pasar del arrebato más noble del principio al legítimo interés particular, lo que no tiene que ser malo. Es distinto: un proceso muy humano que al principio nos sacó a aplaudir en los balcones y luego nos fue metiendo en casa, en una transición que se ve mejor aún en la política, que se puso a hablar de acuerdos de Estado -pactos de la Moncloa, dijo el Gobierno, que tiene eslógan para cada momento- y acabó en la confrontación de siempre. Empezaron a publicarse encuestas y se embarró el escenario.

Enfrente estaba la oposición del PP, que también salió al balcón en el primer momento y llegó a decirle a Sánchez que no le dejaría solo, pero entre Aznar y Álvarez de Toledo metieron rápido en casa a Casado para que le dijera a Sánchez las peores cosas. Al final, entonces, la confrontación partidista se ha impuesto a los mejores propósitos y, en realidad, poco se espera de la comisión de reconstrucción del Congreso. Ahí sabremos la auténtica disposición que tengan para llegar a los acuerdos que anhelaban y que se han vuelto una quimera, como si en desescalada no hicieran falta. Justo cuando empiezan a verse los efectos de la crisis económica.

Pero ese no es el tema. El tema es la bandera. O el apaño a última hora de la reforma laboral. Andamos entre eslóganes y encuestas, sin posibilidad de mirar a medio plazo porque el debate político se reduce a la siguiente prórroga del estado de alarma. Y pasamos los días de 15 en 15, de pleno en pleno, para saber los apoyos que tiene el Gobierno y si los tiene. La crisis que puede marcar a una generación, abordada con la mirada de lo que pasará al día siguiente. Habrá que asumir, por tanto, que aquí no se deciden los apoyos para otra prórroga, ni siquiera para lo que quede de legislatura. Que no se mide tanto la alarma como el estado en el que estamos. Y en que nos van a dejar.

*Periodista