Querido/a lector/a, hace tiempo, aproximadamente un par de años, a petición de Oxfam Intermón presenté en el Teatro Raval de Castellón el informe que la importante oenegé defendió en Davos (Suiza).

Recuerdo que allí se decía que, en España, las políticas de corte neoliberal que se emplearon para salir de la crisis financiera (me refiero al recorte de los presupuestos de sanidad y educación, la rebaja de los salarios, el abaratamiento y fomento de los despidos, el desmantelamiento de parte de los servicios sociales...), nos llevó a una situación en la que, entre el 2016 y el 2017, el 1% de los más ricos capturó el 40% de toda la riqueza creada, mientras el 50% más pobre apenas pudo repartirse el 7% . Un informe que, en honor a la verdad, hay que decir que no estaba hecho por irredentos rojos con rabo y cuernos pero, en sus conclusiones, denunciaba el abandono de los pobres. Además, entre otras peticiones exigía aumentar el esquilmado gasto público en sanidad y educación hasta llegar a la media europea.

Si vuelvo con esta vieja historia, es porque escucho opiniones políticas oportunistas que no atienden a toda la realidad. Me refiero a eso de: ¡falta eso o aquello!, ¡no ha habido previsión!... Y posiblemente esa crítica es cierta porque en la UE se ha llegado tarde y con medidas insuficientes. Pero eso no quita, sino más bien exige recordar y tener en cuenta, que parte del problema tiene que ver con ese pasado.

Es hecho cierto que hay servicios públicos y sociales que no debemos mangonear ni debilitar, porque son tan imprescindibles para todos y necesitan estar tan actualizados, que son sagrados. En caso contrario ya se ve, o complicamos cualquier crisis o creamos otra.

*Analista político