Desde el pasado mes de marzo todo es atípico, diferente y, por qué no decirlo, incierto. El inicio del curso escolar también lo es, por ello los preparativos para la vuelta a las aulas difieren de los acostumbrados en años anteriores. Los seis colegios y los dos institutos de Almassora abrirán sus puertas con más medidas de seguridad para que el coronavirus no se cuele en las clases.

Por ello quiero agradecer a los equipos docentes los preparativos durante el verano y también al Servicio Municipal de Mantenimiento y Logística, que colabora con los precintos, adhesivos y marcajes de distancia de seguridad como indica la norma y el sentido común. Su trabajo y el de docentes y conserjes es la prueba de que Almassora ha tomado medidas para que la vuelta a las aulas discurra con normalidad.

El centro Cervantes y el IES Álvaro Falomir sumarán a sus dependencias espacios municipales para ganar espacio y evitar aglomeraciones. Sin duda, es momento de redoblar esfuerzos y la buena voluntad de todas las partes hace que nos enfrentemos al nuevo curso con el reto de la salud como asignatura principal pero sin perder de vista que tendremos que convivir con el coronavirus con la máxima normalidad.

Recuperar las clases presenciales es atajar la brecha social y dotar a todo el alumnado de las mismas herramientas. Y, en este caso, el Regina Violant inicia, después de 14 años, el curso en igualdad de condiciones respecto a otros centros: por fin lo hace en un edificio digno y no en barracones como los que todavía acogen las clases del Santa Quitèria.

El concurso para adjudicar las obras de este centro y las de Embajador Beltrán son los retos más inmediatos que nos marcamos para el segundo semestre del año. Los proyectos están listos para que la construcción salga a licitación pública y las empresas interesadas puedan presentar ofertas.

Este impulso definitivo cambiará radicalmente el mapa de infraestructuras educativas de nuestro municipio. No en vano, con dos colegios íntegramente en prefabricadas y un instituto colapsado, cuando accedimos al gobierno local el caso de Almassora era un ejemplo paradigmático de lo que no puede ser la educación pública. Hoy, con muchas asignaturas pendientes todavía, el trabajo evidencia el cambio. H

*Alcaldesa de Almassora