Desde que tuve el honor de ser elegido alcalde de Vila-real, nuestra ciudad ha cultivado una estrecha relación y colaboración sincera con nuestro Ejército. Les hemos visto actuar cada verano, cuando los incendios asolan nuestra tierra, arriesgando la vida a través de la UME si hace falta, junto a nuestros bomberos, agentes forestales y policías.

Han colaborado con nosotros en ferias de innovación como Destaca, en actos de exhibición de emergencias o en actividades culturales y divulgativas. Vila-real les acogió con una histórica y multitudinaria jura de bandera, en momentos de crisis política ante la deriva nacionalista catalana o en la visita y exhibición del trabajo y la preparación de la Guardia Real en nuestra ciudad.

Digo que Vila-real les acogió con agradecimiento y brazos abiertos, a excepción de unos pocos que viven de hacer constantemente ruido y que, en momentos como estos, se esconden. O aquellos que no lo pueden remediar, desde el burladero, se dedican a distorsionar el trabajo de quienes no le pierden la cara al toro en ningún momento para ayudarnos a todos y todas.

Estos días tengo que trabajar a diario con héroes anónimos. No me cansaré de repetir gracias a nuestros sanitarios, limpiadoras, comerciantes de alimentación, policías, bomberos, Protección Civil, ONG, asociaciones, voluntarios, asistentes sociales. También a funcionarios de los servicios públicos y empresas de sectores esenciales que siguen ahí, trabajando por todos. Con todos ellos tengo una relación diaria.

Cuando celebramos la jura de bandera o la exhibición de la Guardia Real, felicité en mis discursos públicamente al Ejército español, pidiendo dejar atrás los complejos sobre la bandera, nuestras Fuerzas Armadas como símbolos indiscutibles de libertad y democracia con base a nuestra constitución; por ese ejercicio de visibilización, de proximidad y acercamiento al pueblo, de explicar mucho más en esta sociedad demasiado llena de ruido en ocasiones quiénes son y lo que hacen.

Estos días se han incorporado al trabajo que estamos haciendo, juntos, en nuestro pueblo y estoy orgulloso de la acogida que les ha dispensado siempre Vila-real. Seguro que aquellos actos sirvieron para conocerles mejor y valorar su trabajo.

Nos ayudan, junto al impagable trabajo de nuestra Policía Local y Nacional, a trabajar por la seguridad, a desinfectar residencias y espacios públicos, con entrega y disciplina, sin quejarse de nada. ¡A ver si aprenden algunos!

Cada día, con el subdelegado de Defensa en Castellón, el coronel Javier Ferrer, abordamos las necesidades y organizamos el trabajo del día siguiente.

Ayer me llenaba de indignación y tristeza ver cómo en Sabadell las autoridades sanitarias del Gobierno catalán bloqueaban la ayuda del Ejército por la «estética militar». Y de nuevo, qué gran lección. Los hombres y mujeres del Ejército español, en vez de irse, se han quedado a ayudar a quienes no les quieren. Ahí se demuestra la grandeza. Enhorabuena y gracias por cuidar de todos y todas.

*Alcalde de Vila-real