El pasado lunes vio la luz el proyecto en el que he invertido más esfuerzos desde que accedí al gobierno local: la primera ordenanza de transparencia, acceso a la información, reutilización y participación ciudadana de Almassora. No en vano, en pleno 2015 no podemos limitar los mecanismos de participación de los vecinos a la cita con las urnas cada cuatro años, una fórmula magistral pero insuficiente para que su voz se escuche a diario según exige la democracia del siglo XXI.

Esta normativa supondrá un avance en el diálogo entre la ciudadanía y el consistorio, una propuesta que regula la Concejalía de Participación Ciudadana que dirijo y que tendrá su origen en la infancia. Entre otras propuestas, cada colegio elegirá a tres pequeños que, a su vez, designarán a su portavoz para formar la audiencia de los niños y niñas. Ellos ocuparán el salón de plenos una vez al año para trasladar sus preocupaciones y propuestas a los concejales.

Se trata de inculcar democracia desde la infancia y recordar que ellos también construyen la Almassora del futuro.

Pero la nueva ordenanza va más allá y recoge la creación del Consejo de Participación Ciudadana, el Debate sobre el estado del municipio, la intervención de los vecinos en los plenos y tantas otras fórmulas para dejar atrás la política de oídos sordos que nos ha regido en los últimos años.

Es tiempo de diálogo. H

*Primera teniente de alcalde de Almassora