El uso de los patinetes se ha convertido en un problema de notables dimensiones en las grandes capitales españolas como Madrid, Barcelona o València aunque poco a poco va trasladándose su debate a ciudades como Castelló, donde su empleo es cada día más habitual y, por ello, ya se prepara una normativa desde la sede de la plaza Mayor.

Desde hace poco tiempo, y como consecuencia de la facilidad en su manejo y de la comodidad que representan para el usuario, han proliferado de manera considerable y su presencia en las calles se ha convertido en un problema de seguridad. En Barcelona, por ejemplo, se produce cada día, de media, un accidente en el que están involucrados patinetes eléctricos. Ya sea por la impericia de los conductores, por el exceso de velocidad o por la falta de conciencia de estar al mando de un vehículo potencialmente peligroso que interviene no solo en el tráfico sino en la vida del ciudadano de a pie.

Algunas ciudades han advertido de la necesidad de exigir matrícula y seguro, una demanda que va más allá de las atribuciones municipales y que debe ser regulada por la Dirección General de Tráfico. Se trata de un vacío legal que ha de afrontarse de manera inmediata. Aunque desde la DGT se anuncia la entrada en vigor de una normativa, esta nunca acaba de llegar. Y parece ser que no se contemplará ni la matriculación ni el seguro, al menos en los más populares (con velocidades de hasta 25 km/h).

Conviene que las administraciones lleguen cuanto antes a puntos de acuerdo, ya que la normativa municipal depende en buena parte de la regulación estatal. La prioridad debe ser la seguridad vial, tanto en lo que respecta a los propios usuarios de los patinetes como a la población en general.