Querido lector:

Ha caído en mis manos el informe de coyuntura del primer trimestre de 2016 emitido por la patronal valenciana hermana de la castellonense CEC, en el que alerta que la actividad económica de la Comunitat pierde fuelle con un crecimiento menos intenso que el año pasado y una desaceleración gradual.

Una conclusión que coincide, desgraciadamente, con la percepción que diferentes opiniones autorizadas del entorno bancario valenciano y castellonense comienzan a comentar ante la detección del aumento de los depósitos de ahorro de familias y consumidores y ante el descenso de la solicitud de créditos destinados para el consumo.

Ambas evidencias provenientes del mundo empresarial y financiero pueden ser coyunturales, pero asustan un poco en tanto que durante el 2015 el crecimiento económico valenciano del 3,4% del PIB, dos décimas por encima de la media nacional, había insuflado optimismo cara al 2016 y había extendido la sensación de que por fin se producía la recuperación definitiva de un periodo de crisis de casi 8 años.

Y aunque el informe empresarial se apresura a señalar que pese a la ligera desaceleración detectada, se continuará con la reducción del paro y el afianzamiento de la generación de empleo neto en la Comunitat, el optimismo generado en el segundo semestre del 2015 parece haberse perdido ahora.

La demanda interna seguirá al alza pero más floja (de ahí el incremento del ahorro) y será especialmente la externa la que servirá de sostén para ese crecimiento menor gracias al dinamismo exportador de las empresas valencianas que sustentarán la actividad de la economía real (tal cual se ha evidenciado por ejemplo con el incremento notable de ventas al exterior del sector cerámico castellonense desde principios de año.) Pero nada más, ya que el sector público tampoco ayudará al ralentizarse de nuevo tras el pasado 2015 electoral.

Sin duda y junto a otros factores, la incertidumbre y la parálisis política nacional influyen negativamente. De ahí la trascendencia de una mayor altura de miras de nuestra clase política cara a la gobernanza.