Querido lector/a, estoy convencido de que no se extrañará si digo que la pregunta de estos momentos aún tienen que ver con Cataluña y es parecida a esta: ¿Qué va a pasar a partir de ahora?

Es evidente que preguntar y encima acertar las preguntas, sigue siendo importante. Pero en lo que afecta a Cataluña, lo que tendría valor es saber el futuro que nos espera. Aunque, de momento y si no confundimos los deseos con la realidad política, la respuesta precisa es aquella de: ¡Ni puta idea! Así de duro y poco romántico veo el mañana. Incluso diré que el proceso inmediato y el final de Cataluña aún no lo vislumbra nadie. En cualquier caso, el futuro pinta mal para una solución de convivencia entre los pueblos de España. Y es que, tengo serias dudas, aunque exista negociación, de que esa convivencia pueda salir de los protagonistas de la disputa. Me refiero a la derecha menos moderna, civilizada y democrática de Europa. La que fue franquismo durante 40 años y, ahora, mantiene la Constitución, la ley, como algo secuestrado, inmutable y dándole mas importancia que a la convivencia. Una derecha que no hará una oferta de Estado federal que podría permitir el encuentro con los independentistas. Pero, también me cuesta pensar que la otra parte, y me refiero a la CUP, y Junt pel Sí de radicalidad constatada unos y de tradición independentista otros, a estas alturas del partido y con la desvergonzada carga de Mariano Rajoy puedan pararse a buscar vías más tranquilas, reflexivas y de convivencia. Así y todo, Pedro Sánchez, el PSOE y el PSC, sea cual sea su fuerza, deben intentar esa oportunidad desde el dialogo y la política. Al fin y al cabo la esencia de la política solo es la palabra y la discusión. Lo contrario tiene que ver con la violencia y el miedo a las ideas de los demás. En cualquier caso, siempre y en todas partes y a buenas o a malas, los pueblos tienen el derecho de opinar y decidir su futuro.

*Experto en extranjería