Desde que en noviembre se aprobaran los presupuestos de la Diputación, el cruce de reproches entre el Partido Popular y el equipo de gobierno ha sido constante.

El detonante, sin duda ninguna, las acusaciones --no veladas-- sino totalmente explícitas de chiringuitos, clientelismo, voto cautivo, a las subvenciones nominativas que había en los presupuestos anteriores, y que curiosamente se mantienen copiosamente en los presupuestos del próximo año. Y para rematar el presidente, en su alegato final, nos asestó una frase digna de la diplomacia vaticana: «No tengáis miedo a la concurrencia competitiva».

En las últimas legislaturas cambiaron muchas cosas (y casi todas para bien). Y eso no lo dice el Partido Popular; así lo reconocía el portavoz socialista, José Benlloch, en el debate de presupuestos de noviembre de 2016.

Decía que «es de bien nacidos» reconocer lo mucho que se ha avanzado en esta casa en cuanto a disminuir la arbitrariedad y aumentar la equidad entre todos los pueblos de la provincia. Que cuando llegó el equipo de Javier Moliner a la Diputación en 2011, apenas había 11 líneas de subvenciones en concurrencia competitiva y en cambio hoy en día (2016), hay 69. Que los convenios singulares en esta casa han llegado a representar 40 millones del presupuesto y ahora en cambio (2016), apenas llega a los dos millones de euros.

¿Qué ha pasado para que aquel PSOE que agradecía y reconocía en 2016 todos estos avances, ahora en 2019 vaya con el cuchillo en la boca?

Quiero pensar que hay más dosis de ignorancia que de mala fe; aunque tampoco quiero pecar de ingenuo --ya conocen al poeta: «así que eres al fin, tan cretino como ruin»--.

¿Saben qué nos pidió el PSOE la legislatura pasada? Que acabáramos con tantas órdenes de subvenciones en concurrencia competitiva, que lo único que hacían era añadir complejidad administrativa a los pueblos más pequeños, cargándolos de burocracia. Que los convenios singulares sí eran necesarios, eran necesarios y que por tanto «no les tuviéramos miedo».

Hemos pasado del «miedo a los convenios» al «miedo a la concurrencia competitiva» y como diría un químico «sin solución de continuidad».

Pretendo hoy, al menos, mitigar la ignorancia del PSOE y Compromís; aunque no creo que tenga el poder balsámico de mitigar su mala fe.

PERO ES CONVENIENTE que sepan que cuando piensen que están inventando la luz eléctrica, en realidad están frotando dos pedernales como dos simples homo sapiens.

Desde el Grupo Popular solo le tenemos miedo a una cosa, sr. presidente: a la incoherencia. A la incongruencia de pedir una cosa y la contraria, de reconocer las cosas y al mismo tiempo negarlas; de pedir consensos y alentar el disenso; de pedir diálogo mientras se atiza con la vara de la propaganda en la otra mano.

Pero mucho me temo que como cantan Celtas Cortos, en el PSOE «ya no queda casi nadie de los de antes, y los que hay han cambiado»… y sin duda, han cambiado a mucho peor.

*Portavoz del grupo popular en la Diputación de Castellón