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A pesar de que el ánimo de los aficionados al parany ha decaído de forma notable en los últimos años, la asociación que les agrupa (Apaval) no cesa en su empeño de encontrar algún resquicio que les permita avanzar hacia la legalización de esta actividad cinegética.

Cierto es que cada vez que se acercan las elecciones autonómicas y municipales, los partidos mayoritarios --PP, PSPV y Compromís-- tienen buenas palabras hacia los paranyers, y promesas de acompañarles en el camino que les lleve a levantar el veto dictado en su día. Pero una vez pasan los comicios, quien ostenta el poder --igual sea de derechas o de izquierdas-- trata de escurrir el bulto...

Ahora, Apaval trata de dar un golpe de efecto. Presenta un nuevo artilugio con el que pueda allanar el camino hacia la plena homologación de esta modalidad de caza. Han contado incluso con la colaboración de la UJI y la Politécnica de Valencia y creen que cumplen con el sistema de capturas selectivo.

Se trata de adaptarse para que el parany sea una caza tradicional legalmente reconocida conforme a la directiva europea de protección de aves. En definitiva, conseguir equipararse a la que sí se autoriza en otros territorios, como el caso de Francia. Veremos cómo se las gasta nuestra clase política para apoyarles.