Querido lector, he visto una noticia que me ha dejado en el desconcierto momentáneo. Me ha llevado al terreno del aturdimiento y me ha hecho sentir fuera de punto. Al leerla, no entendía muy bien lo que estaba pasando. En todo caso, y para que me entiendas, te diré que la noticia decía que: CCOO rechazaba el requisito lingüístico del valencià para la función pública y, en consecuencia, se negaba a exigir o aceptar el conocimiento del valencià en el acceso a la función pública.

Querido lector, si he dicho que la noticia no me cuadraba en la mollera es porque a pesar de que algunos no le darán importancia, su contenido es absolutamente trascendente. Entre otros motivos porque afecta y afectaría a miles y miles de funcionarios (los de ahora y los que vienen). Pero, sobre todo, porque de ser cierta, CCOO del País Valencià hubiera traicionado uno de sus principios originales y permanentes: el de ser pieza clave en la defensa de la cuestión autonómica (en el marco de la Constitución y del Estatut) y, especialmente, de la lengua valenciana como una de las más importantes señas de identidad de nuestro pueblo. No obstante, y a pesar de que me extrañaba, pues conozco la importancia que le da al valencià y el hecho cierto de que CCOO tiene una Oficina (propia) de Promoción y Uso del Valenciano o, también, su participación en plataformas en amparo de la lengua, no he dudado en consultar y averiguar que la noticia era falsa. Desgraciado incidente que aún ha sido aprovechado por CCOO para reafirmar su compromiso en defensa del requisito lingüístico en las administraciones públicas. Acto de coherencia con su deber y responsabilidad de ayudar a la necesaria construcción y vertebración del País Valencià. Además, parece ser que no solo defiende y renueva ese derecho legítimo, sino que exige que el nuevo Gobierno valenciano impulse el conocimiento y el uso del valenciano en todas las administraciones públicas implantadas en el país (estatales, autonómicas y locales). Aunque eso sí, y de ahí la posible confusión, solicita que teniendo en cuenta las funciones y las características de cada servicio o lugar de trabajo, se deberá extender o aplicar de forma no uniforme, es decir, modulando o graduando el nivel de conocimiento que cabe exigir.

Querido lector, la cuestión es: ¿Ha sido confusión o mala leche? ¿Por qué hay gente que quiere desacreditar el valor de un sindicato como CCOO? ¿Por qué se siguen utilizando la lengua o los signos de identidad para debilitar a nuestro pueblo? ¿A qué o a quién ayuda tan vergonzosa actitud?

En cualquier caso, no es útil ni va en beneficio de los valencianos. H

*Experto en extranjería